Allà estaba yo tras trabajosa subida. Costar, costó llegar, pero se estaba de vicio. Vistas preciosas, paisaje fotogénico lo vieras por donde lo vieras, aire puro, ¿qué más se puede pedir? De momento todo era perfecto, hasta que de cháchara con los tres montañeros con los que compartÃa ruta me dijeron que de aquà se sale por el Collado Remoña. Por la parte superior izquierda de la foto. Y no subiendo por la lengua de hierba, que va, se sube por las piedras del centro de la imagen. Ay madre… yo pensé que habÃa cubierto el cupo de ascensiones con las dos horas anteriores pero se ve que no. Si queréis algo para tener una referencia del tamaño del monte, abajo a la derecha (un centÃmetro por encima de la «r» del cartelito con el nombre del blog) se ve en pequeñito, muy en pequeñito, el casetón de Liordes. Sólo sé que menuda subidita, pero la bajada que venÃa a continuación aún fue peor…
Pues eso, que por la Vega de Liordes andaba. Aquello son unas antiguas minas y se nota. Además de construcciones derruidas te puedes encontrar los restos de una vagoneta minera. Si llega a estar en algún lugar accesible por carretera ya se habrÃan encargado de llevársela hace años los de la fragoneta.
Caminando en dirección al casetón de Liordes levanto la vista y anda… una galerÃa de entrada a una mina. Esto hay que verlo.
Por desgracia habÃa ido sin linterna, cosa rara en mi porque suelo llevar mil chorradas encima (navaja, brújula, mantas térmicas, etc…). Y por si fuera poco la entrada estaba inundada, con lo cual incluso si tuviera algo para alumbrar dudo que entrara porque no tenÃa ni las mas mÃnimas ganas de hacer el resto del camino con los pies empapados, que mis botas serán impermeables pero no submarinas. Si eso para la próxima visita me llevo las katiuskas, total, habiendo sitio en la mochila qué más da cargar con tres kilos que con seis.
Esta es la vista desde la entrada de la mina. Abajo el casetón de Liordes y a continuación hacia arriba está la salida. Es curioso cómo cada vez que me meto en alguna de estas mil veces me sigo preguntando qué se me habrá perdido por ahà arriba, qué gano cansándome gratis y demás, pero luego cuando acabo la faena o veo las fotos… madre mÃa, qué satisfacción, sólo me viene a la cabeza pensar en qué ruta será la siguiente. Será que soy medio masoquista, quien sabe.
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