Vean ustedes qué galletas me encontré en el escaparate de una pastelerÃa del centro de Bilbao. Algún pastelero creativo dio rienda a suelta a sus recuerdos televisivos para rendir un homenaje a Epi y Blas que tantos dÃas nos entretuvieron a la hora de la merienda, nos enseñaban cosas y hasta nos mantenÃan tranquilos un rato largo. A estos sà que habÃa que darles el premio Nobel de la paz y no a Obama…
Por cierto, como aparezca el monstruo de las galletas no le auguro un futuro excesivamente prometedor a esta bandeja.
C de Contraataque
Otra más para el bote, gracias a la gente del Desvelarte 2013 por llenar la ciudad con palabras cada una comenzando por una letra diferente porque acabada la colección de faros cántabros y sin más toros de Osborne en las cercanÃas, por lo menos me dan otra serie con la que entretenerme.
Si soy sincero, ésta no me apareció de sorpresa. No recuerdo dónde habÃa visto una imagen similar a la de abajo y sabiendo que en la placa azul ponÃa calle TantÃn era cuestión de tiempo acercarme por allà a retratarlo yo también.
Contraataque para la letra C, otra más a la colección y otra menos por fotografiar. Tendria que ir haciendo una lista a ver cuántas tengo ya y de paso buscar algo de información a ver dónde se esconden las que faltan.
Espero que no me pase como de pequeño con los cromos, que al final siempre faltaba uno para tenerlos todos y qué rabia que me daba.
Esto es mala leche
Ya queda menos…
…para atar los perros con longanizas, digoooooo… para que se celebre el Mundial de Vela 2014 en Santander, que va a ser la releche, va a solucionar todos los problemas de la ciudad y dejar un chorreón de millones aquÃ. Como uno es precavido, por si acaso esos dÃas me pondré en huelga de consumo que me huelo clavos y sablazos a tutiplén. Ojalá me equivoque.
El dÃa que saqué la foto al contador de dÃas restantes iba por los 240, hoy ya sólo faltan menos de 180. A ver qué se inventan para cuando pase el mundial, no vaya a ser que nos entre a todos una depresión grave por falta de objetivos en la vida.
Señalización horizontal orientativa
Me encantan señales tan curiosas como la que vi cerca de Escalante: «Señalización horizontal orientativa». Me imagino que querrá decir que si te encuentras una lÃnea continua y no te apetece hacerle caso, pues nada, me la salto porque me apetece. Esto se lo cuentas al de verde que te pare y si cuela, cuela…
La Atalaya, el argayo y el horror
A poco que brille el sol es bastante entretenido, agradecido y gustosillo darse un saltito hasta Laredo y pasear un rato por la enorme playa que tienen en pleno pueblo. Una vez sobre la arena tienes unas vistas magnÃficas con tres puntos claros de interés. Uno es La Atalaya, ese monte que cierra la playa por un lado, al que ya subimos y desde el que hay unas vistas impresionantes.
Otro es el argayo, o desprendimiento, que sufrió en su ladera hace meses y del que aún se notan las huellas. Menuda suerte tuvo el de la casita blanca, aunque visto lo visto yo no las tendrÃa todas conmigo ni vivirÃa muy tranquilo en ella.
Por último, girando la vista un poco hacia el sur destaca el calificado hasta el momento como edificio más horroroso de Cantabria. Aquà poco importaron el impacto medioambiental o el impacto visual, lo único que queda es el impacto del susto en el alma y el del tortazo en el ojo que te da cada vez que lo ves. Pero quien darÃa permiso para hacer semejante adefesio…
Con una diana en el culo
La verdad, no me extraña que haya animales que se acaben extinguiendo. Uno de los candidatos es el «Cobo de agua», aquà tenéis uno que vi Cabárceno.
Ya es mala suerte crear un animal y que le pongan una diana en el culo. Si esto no es tentar a los cazadores venga dios y lo vea.
En cuanto aparezca alguien con una escopeta y lo vea, normal que se ciegue y la emprenda a tiros. Si es que estos bichos van provocando…
En manos del Chef Guevara
HabÃa dicho que irÃa y como en cosas de comer palabra dada es palabra sagrada, uno de estos sábados atrás nos pegamos un saltito hasta Miengo para conocer «La granja cervecera» y su menú cubano. Por 9,90 euros no esperaba algo épico, pero mira, me sorprendió mucho por lo digno, distinto y apetitoso del menú.
Para quien no lo conozca, el local está en lo alto de una colina a mano izquierda según llegas al pueblo viniendo de Santander. Es grandote, tiene buen parking, zona para que los niños desfoguen un rato y luego no molesten en el comedor. Por que sÃ, señores padres y madres, cuando sueltan a su tierna criaturita en un comedor y le dejan gritar, correr, pegar saltos entre las mesas y otras lindezas, ESTAN MOLESTANDO AL RESTO DE LA GENTE. Por suerte aquà no fue el caso y pudimos comer con tranquilidad.
De primero viene un plato de «Tostones», rodajas de plátano macho fritas y aplastadas acompañados con una salsa roja algo picante hecha como de tomate y trocitos sumergidos de pimiento. El contenido del plato era el doble, pero como habÃa hambre primero matamos el gusanillo y luego vinieron las fotos.
A continuación un plato con un variado de yuca frita, ropa vieja, arroz congri, aguacate y picadillo habanero. Será por que son cosas que no como habitualmente, será porque era todo natural, el caso es que me encantó. Quedó el plato como recién salido del lavavajillas.
Aún faltaba un postre de queso con membrillo y una galleta por encima. No sé si esto será muy cubano, pero para el buche se fue y no quedó ni el recuerdo. Estaba muy bueno, dulce pero sin empalagar ni hacerse pesado.
Falta la bebida. Aqui vamos a emular a Sulaco, habitual comentarista de este blog y retratista empedernido de cervezas, para dejar constancia del brebaje ingerido. La primera cerveza cubana que pruebo, la «Palma Cristal«. Ligerita, fresca, poco alcohol, no es una cerveza espectacular pero entra bien. Esa tÃpica cerveza ideal para quitar la sed en veranillo.
De cháchara un rato con el dueño del local nos comentó que cuando acaben las jornadas de comida cubana harán otras de comida mejicana, con lo que se ganarán otra visita por mi parte, y acto seguido unas «flower power». Estas no sé cómo serán, a ver si les va a dar por poner hongos alucinógenos y bocartes sobre lecho de LSD y luego tenemos al personal pegando saltos por la playa de Suances, creyéndose mariposas o viendo vacas de color arcoiris. Seguiremos informando del asunto, que la cosa promete.
La Virgen de Mioño
Las imágenes de la Virgen aquà en Cantabria parecen tener una curiosa tradición marinera. Si la Virgen del Mar se volvio solita a tierra navegando alumbrada por cuatro velitas, la Virgen de Mioño, hospedada en una oquedad en la carretera que va al puerto, tampoco se queda atrás.
Según cuenta un cartel explicativo, esta imagen apareció en la playa de DÃcido. Los pescadores la intentaron llevar a Castro Urdiales pero cada vez que la subÃan a la barca, la chalupa se hundÃa. Falta saber si intentaban subir a la embarcación cincuenta devotos además de la figura, con lo cual el posible hundimiento no sólo era lógico sino además previsible, pero visto lo visto optaron inteligentemente por dejarla en la parroquia y desde entonces es la Virgen de Mioño.
Al verla pensé que era de madera, pero no, según dice el cartel es piedra policromada. Para estar a la intemperie se conserva muy bien, los colores vivos, no hay verdÃn, no hay suciedad, hasta el suelo de la pequeña cueva estaba limpio y las flores que sostenÃa parecÃan nuevas también, algo que a pesar del poco movimiento que vi en el pueblo indica que hay alguien que cuida esto.
Efectos del mar (y IV)
Si el lunes el mar montaba una escabechina en Somo, ¿donde estaba yo al dÃa siguiente? Efectivamente, en la playa de Somo para ver los efectos de esos últimos coletazos sobre la urbanización de los chalets que hay en la playa. Recordemos cómo habÃan quedado tras la primera andanada de olas.
La mitad derecha de las terrazas estaban claramente perjudicadas. ¿Cómo estaban ahora? La mitad derecha y la mitad izquierda, hechas polvo. O lo que es lo mismo, todas en ruina.
Rebobinamos. La calle más grandota, la que va a dar a la Escuela de Surf habÃa quedado llena de arena. Tras un montón de curre iba quedando despejada y una especie de excavadora barredora se encargaba de darle el toque final al asfalto.
Buen salto habÃa que pegar para bajar a la playa. Donde antes habÃa una ligera pendiente, ahora era una ladera de más de un metro de alto gracias a la ausencia de arena desaparecida por efecto del mar.
Las imágenes a continuación hablan por si solas. Destrozos, las terrazas echadas a perder, los chalets tapados por tablas porque ya no hay puertas ni ventanas en la planta baja… véanlo ustedes mismos.
Por lo que leà en el periódico, casi todos son de gente que los tiene sólo para el verano, excepto tres que están habitados todo el año. Pues menudo marrón si es tu única vivienda porque ya véis en qué estado quedaron. Los efectos del temporal se notaban hasta en el pequeño jardÃn que tienen por la parte de atrás. Entró mar, arena, piedras… y del garaje del sótano mejor ni hablamos porque aún debe haber sardinas nadando en su interior.