Tras la quintaesencia, sigo a la caza de las palabras variadas que el Desvelarte 2013 ha ido dejando por la ciudad. Ya me he enterado y este proyecto consistió en «27 letras, 27 artistas, 27 palabras«, cada artista elegÃa una letra, una palabra que empezase por esa letra, la pasaban a metacrilato y la pegaban en algún lugar de la ciudad. Suerte que los móviles tienen cámara y asà nunca me pierdo la foto de rigor, porque aparecen donde menos me lo espero o cuando voy sin la cámara de verdad, como el dÃa que pasábamos junto al Mercado de la Esperanza y me fijo en el Aleluya a la izquierda de la puerta.
O dando una vuelta por Puertochico. Esta es la caseta de los Prácticos del Puerto y justo bajo la escalera que sube a la terraza se distingue algo.
El algo es un «viva!» que forma parte de lo mismo. Y asÃ, poquito a poquito voy reuniendo fotos de cada una de las palabras. Como ya tengo todos los faros de Cantabria y no hay más toritos de Osborne por los alrededores, igual me hago la lista de letras que me faltan y a la caza de las fotos correspondientes me voy.
Misterios muy misteriosos
Carretera adelante a la busca de cosas que fotografiar, hoy toca la zona sur de Cantabria. Me paro a observar unas piedras con formas llamativas y al volver al coche reparo en el quitamiedos que hay justo al lado de donde habÃa aparcado. ¿Lo veis?
Más bien serÃa ¿la véis? Una botella llena de un lÃquido marrón, atada con una brida al poste que soporta el quitamiedos y agujereada en la parte superior. ¿Para qué será ésto?
En una parada posterior me vuelve a suceder lo mismo, otra botella igual que la anterior atada al poste. Cerrada, con lÃquido marrón y otro agujero de medio centÃmetro de diámetro en la parte superior.
Qué curiosidad… ¿alguien sabe qué son o para qué las ponen ahÃ?
El faro del Igueldo
Otro faro más para el bote desde el dÃa que pasamos por San Sebastián. En lo alto del Monte Igueldo está situado y desde lo alto del torreón del parque de atracciones fue fotografiado. Hubiera preferido sacarlo desde un lateral con el mar de fondo, pero yendo con la parienta y esperándonos un dÃa de mucho gastar suela opté por no meternos otra caminata hasta allà y conformarme con una foto desde arriba.
Pero no fue la única, ya que al dÃa siguiente desde el Monte Urgull que es el situado justo enfrente pude sacar otra tanda. Las hubo más cercanas o también más alejadas, como ésta, que sin ser para echar cohetes me llena el ojo por ser sólo una silueta entre las montañas con toda esa costa y esas nubes de fondo.
Manifiesto pro-gula
Por todos es sabido que soy un tragaldabas, un lambón, y no es raro verme babeando en el escaparate de cualquier pastelerÃa. Más aún estas navidades, porque las tentaciones estaban por todos lados.
Qué cantidad de pastelerÃas ofreciendo Roscones de Reyes de todos tipos: sin relleno, con crema pastelera, con nata, bombas calóricas rellenas de cabello de angel. Ay dios, si la mala conciencia no me recordase al momento ese flotador que rodea mi cintura gracias a la abundancia de cocidos montañeses, me lanzaba a por uno inmediatamente.
Y lo peor de todo, en cuanto pasó el dÃa de Reyes ofertas del 3×1 con tal de despacharlos antes de que se echaran a perder. ¡¡¡Ay, ay, ay, quitadme esto de delante que me pierdo…!!!
Refugio entre provincias
Otro de los puertos de montaña que merece la pena visitar por lo interesante de sus vistas es el Portillo de la Sia. Algo habÃa mostrado con anterioridad pero centrado en la aglomeración de buitres que encontré la primera vez que pasé por allÃ.
Este puerto de montaña separa Cantabria y Burgos. Para certificar tal hecho hay el tÃpico poste que además de la altitud, indica el lado a partir del cual es Burgos…
…y el lado a partir del cual es… Santander. Anda que no debe llevar tiempo ni nada este poste aquà para mantener la antigua denominación de Cantabria, cuando era una sola provincia llamada igual que la ciudad (el cambio se hizo en 1982).
En lo alto del Portillo hay un refugio pequeñito y en bastante mal estado.
Por mucha placa que le pongan fuera, o bien algunos de los que van allà son iletrados, o bien no le hacen caso porque el interior está hecho una porquerÃa.
En la parte exterior de la chimenea hay otra placa más grande con retrato incluido. Está dedicada a Gerardo Diego, poeta y escrito español nacido en Santander.
El texto corresponde con una poesÃa del mismo autor que comienza con «Niebla, niebla en La Sia». Si la queréis leer, aquà está al completo junto con alguna foto más del Portillo.
Para acabar de rematarlo, un Batman de chapa presidiendo el lugar. Hay que ver lo que da de sà un refugio abandonado en lo alto de una montaña…
En el Pozón de la Yesera
Por tal nombre se conoce a una antigua mina a cielo abierto de selenita, que es el mineral del que sale el yeso, situada en los alrededores de Heras. Allà funcionaba esta fábrica que ahora está ligeramente abandonada como se deduce fácilmente por la foto.
Al ser costumbre de la casa, en cuanto veo una ruina si puedo me meto dentro. AquÃ, entre lo tétrico del lugar y que iba yo solito tampoco las tenÃa todas conmigo.
El interior está aún peor que el exterior. Lo de la foto anterior parece un horno y no vale ni para asar unas sardinas. El tejado tampoco es que esté en mejor estado.
Y al fondo por lo menos le han dado un toque de color para romper el aburrido gris de los muros. Si mientras estoy sacando la foto aparece alguien por detrás y apoya una mano en mi hombro, una de dos, o me da un infarto o tengo que tirar los calzones allà mismo…
El Pozón es el agujero de la mina. Excavando debieron llegar a una veta de agua o algo asà porque buen charco dejaron. También podrÃa ser que la hubieran traÃdo a cubitos desde la playa de Pedreña, a unos ocho kilómetros de aquÃ, pero permitidme que lo dude. La explotación cerró en los ochenta y desde entonces se convirtió en un vertedero que fue rehabilitado años después. No es como el superlago de As Pontes pero puede valer.
Además de limpiarlo pusieron una valla de madera rodeándolo, pero ya se sabe lo que pasa en estos casos. Vinieron los amigos de lo ajeno con fregoneta y motosierra y se surtieron de leña para todo el invierno. Fijaros que recorte le han pegado a este poste. Y como éste, metros y metros de valla.
Meeeeeetros y meeeeeeeetros de valla.
Meeeeeetros y meeeeeeeetros y meeeeeeeetros y meeeeeeeetros de valla. Estando lo aislado que está, sin ninguna casa habitada en los alrededores, no me extrañarÃa que aún no se hubiera enterado nadie salvo los pajaritos que anidan en la orilla.
El almacén de las artes
Para esas cosas de la cultura tienen en Astillero el «Almacén de las Artes», un local grandote que ejerce como centro cultural, con sus pelÃculas, sus exposiciones y sus cursos variados para la gente. El año pasado me habÃan dado un folleto. La portada era… asà como un poco alucinógena.
Y en el interior salÃa la cantidad de cursos que daban. Este año creo que hacen menos, las cosas de los recortes por mucho que financie el ayuntamiento, el gobierno de Cantabria o Europa a través de los fondos Feder. Y es que cuando no queda en la hucha, no queda para ná…
Estoy por apuntarme al curso infantil «Mi primer blog», seguro que sacaba más de una idea interesante para éste, que vamos por los dos años y pico y sigue esto sin visos de hacerme millonario.
De Santander a Méjico
Hace años el mundo debÃa estar lleno de aviadores, porque donde menos te lo esperabas encuentras una estatua conmemorativa de alguna hazaña voladora. Pasaba en LalÃn con JoaquÃn Loriga, pasaba en Sangenjo con José Piñeiro y aquà de momento no he visto monumento, pero sà vas por el Paseo Pereda de Santander, párate a la altura del número 26 y fÃjate en esa placa.
Puesta porque allà nació Juan Ignacio Pombo, aviador, que voló desde Santander a Méjico en 1935. Un relato cuya interesante historia podéis leer aquÃ.
Por si os toca el dÃa vago, se resume en que a los 21 años cogió el avión y se piró con el morro (del avión) apuntando al este, haciendo paraditas en Marruecos, Senegal y Gambia desde donde cruzó el Atlántico hasta Natal, en Brasil. Allà le debió mirar el mismo tuerto que me vio a mi en 2013, porque despega y al rato tiene que aterrizar de emergencia en otro aeródromo por averÃa. Una vez reparada, intenta despegar nuevamente, se engancha la rueda en un cable y se da la gran piña dejando muy tocada la avioneta. Gran reparación antes de rearrancar por fin para ir por etapas, parando en la Guayana holandesa, luego en la Isla Trinidad, en Maracaibo, de homenaje en homenaje, de fiesta en fiesta, no cabe duda que Juan Ignacio Pombo era español.
El tuerto vuelve a hacer de las suyas y le llega un apendicitis en pleno vuelo. DebÃa ser lo mas apetecible en aquella época, que te tuvieran que operar de urgencia en la Sudamérica de 1935. Una vez recuperado sigue hasta San Salvador, Guatemala y finalmente Méjico. En la que debÃa ser la última etapa, nuevamente actúa el tuerto de la loterÃa y se le averÃa la brújula. Mientras todo el mundo estaba esperando para aclamarlo como un héroe, aterrizaba en otro pueblo a distancia de allà porque sin conocer el lugar y sin brújula, imaginaros el panorama…
Finaliza el 16 de septiembre el Paris-Dakar… estoooo, digooo… el rally aéreo Santander-Méjico comenzado a 13 de mayo, tras casi 16.000 kilómetros y 76 horas de vuelo. Casi ná. Cómo ha cambiado el cuento desde entonces, ahora te montas en un avión y en unas horitas estás al otro lado del charco. Eso si, con mucha menos emoción.
Belén salado
Mira que he visto belenes curiosos, pero en la vida habÃa visto uno hecho con hojas de bacalao como éste del centro de Santander.
Ahà tenéis a la Virgen, a San José y al niño Jesús junto al buey, la mula y el angelote. Es lo que tiene aprovechar el material que se vende en la tienda para montar el nacimiento, que además de resalado resulta llamativo, curiosón y digno de pasar a la posteridad en este blog.
Menos mal que las tiendas de lencerÃa no copian el sistema, porque menudo papelón un portal de Belen hecho con unos gayumbos y rodeado de montañitas hechas con sujetadores…
Oleaje en Biarritz
Sigue desaparecida la mujer arrastrada por una tremenda ola en Biarritz, increÃble el tamaño y la fuerza del golpe de mar que se la llevó. Llegué aquà acostumbrado a las aguas tranquilas de las RÃas Bajas y estoy viendo que ni por asomo es lo mismo. Aunque no haya temporal, el Cantábrico en pleamar tiene bastante fuerza y siempre hay que andar con ojo. Pero no sólo en Cantabria, cuando nos pasamos por Biarritz comprobamos cómo se las gasta (mojadura incluida) incluso en dÃas de sol y buen tiempo.
Cerca de donde rompÃan las olas no podÃas despistarte un momento ni pasear tranquilamente por un muelle a riesgo de acabar empapado. Fijaros en el espigón de la foto superior y cómo el agua lo supera. Aquà abajo otra vista del mismo, o lo hicieron un poco bajito, o ese dÃa el mar habÃa tomado Colacao para merendar porque ola que venÃa era ola que le pasaba por encima.