Road to nowhere versión Santander

Hace unos años sonaba por todos lados una canción de los Talking Heads llamada «Road to nowhere», la carretera a ninguna parte.


Si se hubieran pasado por Santander, concretamente por los alrededores de Monte, a lo mejor en vez de «Road to nowhere» tendríamos «Bridge to nowhere». Fijaros en este puente.
Puente a ninguna parte I
A primera vista es un puente normal sobre una rotonda. Nada especial, nada llamativo, nada que destacar.
Puente a ninguna parte II
Nada que destacar… hasta que nos vamos a los lados. Por uno de ellos el puente acaba así. Ligeramente complicado lo veo para la circulación, salvo que sea en el coche de James Bond u otro capaz de volar. Véase también como cualquier lugar es bueno para aparcar una fueraborda y que los puñeteros plumeros invasores han llegado hasta ahí, a la izquierda de la barca.
Puente a ninguna parte III
Partiendo de tal base, nada hace suponer que al otro extremo del puente la situación sea mejor, sino más bien similar. Y lo es. Finaliza abruptamente la obra arquitectónica en un muro ideal para dejar su impronta los grafiteros de la ciudad.
Puente a ninguna parte IV
Vean ustedes como mucho puente pero poco uso. Y no pinta mejor futuro. Vista la coyuntura actual es harto complicado un crecimiento en el número de edificios y viviendas por la zona de Monte, lo que podría justificar su puesta en funcionamiento.
Puente a ninguna parte V
Por si fuera poco, una gran cantidad de cristales saturan su asfalto. Alguien debió montar por aquí un campeonato de tirar botellas a ver en cuántos trocitos se rompen.
Puente a ninguna parte VI
Total, que fue construido en 1995, a los dos años de acabado el ayuntamiento aprobó su derribo (el que lo entienda, que nos lo explique…) pero como el Plan General de Ordenación Urbana contempla su uso, ahí sigue. Y seguirá. Imposible no acordarme del afamado Scalextric vigués cada vez que paso por aquí.

España se hunde

Y Santander no iba a ser menos. Concretamente la calle Ataulfo Argenta, recién renombrada. Unos días antes de navidad cedió una galería de alcantarillado y apareció un tremendo agujero en medio de la calle, agujero que fue ampliado y requeteampliado para su arreglo. Aquí tenéis una imagen de los trabajos de reparación.
Socavón en Ataulfo Argenta
Por el tamaño de la superficie cementada parece como si la calle se hubiera comido un camión, pero no. El realidad el socavón era bastante menor como se podía ver en la noticia del Diario Montañés, pero claro, excavas un poquito alrededor, otro poquito, otro poquito y cuando te quieres dar cuenta, cabe un trailer en el agujero. Fue leer la noticia y decirme que tenía que pasar por allí. Varias visitas a Santander después se me acordó por fin, cuando a poco más y ya estaban los arreglos finalizados. Pero bueno, por lo menos me queda una foto como recuerdo. Como este otro hundimiento, en un pequeño saliente del dique de Gamazo.
Hundimiento en el espigón
Poquito a poquito el suelo va cediendo, sabe dios cómo acabará la cosa pero no ya por el hundimiento, sino porque aquí están de obras de cara al mundial de vela 2014 y como te despistes llegas un día y ya no queda ni el espigón.

Buen sitio, mal momento

Ya que andaba por la zona de Valderredible quería pasarme por el Observatorio Astronómico de Cantabria. Desde Polientes vamos hasta Rocamundo y seguimos en dirección a La Lora. Día nublado, subimos monte arriba, subimos, subimos… hasta que nos metimos en la mismísima nube y lo que deberían ser unas magníficas vistas sobre el valle de Valderredible se transformaron en… ésto.
Mirador sobre Valderredible
Con el Observatorio Astronómico nos pasó tres cuartos de lo mismo. Ni observamos, ni astronomía, ni el cielo, casi ni el mismísimo edificio se veía.
Observatorio Astronómico de Cantabria
Se supone que era el observatorio porque lo pone en el cartel de fuera y por la cúpula superior que malamente se distingue entre la niebla.
Cúpula del OAC
Por cierto, que me debieron ver las intenciones y el que avisa no es traidor.
Cartel avisador
Esto de ser fotógrafo dominguero cada vez se está poniendo más complicado. Edificios con videovigilancia y sin poder pasar, faros a los que no puedes ni acercarte, iglesias cerradas, me veo retratando cabras, caballitos y poco más. Siempre y cuando no haga niebla, o retrataré sombras de cabras, sombras de caballitos y poco más.

Más cobre, menos centro

En el Centro de Interpretación del Litoral de la playa de la Maruca tienen un notable problemilla. Y no me refiero a los recortes que llegan a este tipo de instalaciones…
Centro de interpretación del litoral
Nos lo había comentado Franpepo en una entrada anterior, pero ni por asomo me imaginaba que fuera tan grave. ¿Cual es ese problema? Que el edificio está recubierto con chapas de cobre, el cobre probablemente sea el metal favorito de los «amigos de lo ajeno» así que se están llevando las chapas exteriores. Vean ustedes a qué me refiero.
Adiós al cobre I
La fachada principal como se es lo que se ve desde la carretera parece que más o menos la respetan, pero por los laterales y por detrás ya véis lo que pasa.
Adiós al cobre II
Otra vista de la parte trasera. Es que no dejaron ni una.
Adiós al cobre III
Una vez comprobados y retratados los destrozos subimos a la terraza del edificio donde me encontré con otra de las palabras que el Desvelarte 2013 fue dejando por variados lugares de Santander y alrededores. Esta vez es la palabra «Quintaesencia» colocada sobre el bordillo del muro.
Quintaesencia en la barandilla
Anda que si las letras llegan a ser de cobre aquí no quedan ni los puntos de las íes…
Quintaesencia

Por si te da un apretón

Nuevamente nos pasamos al país vecino. Entrando en el pueblo de Ciboure vemos una parada de autobús. Nada en especial hasta que de reojo capto «un algo» en un lateral.
Parada de autobús francesa
Paro, echo una visual y fíjate tú, si hasta tienen WC en las paradas por si te da un apretón repentino y no puedes aguantar. Eso es previsión, aquí en España desde hace tiempo como te entren ganas de echar una meadita, o entras a un bar o la llevas clara. Raro es el lugar donde encuentras un WC público por la calle. En Bilbao he visto uno, en San Sebastián otro y para de contar.
WC en la parada del autobús
Hasta se ve limpito. Milagro, esto en España un domingo por la mañana tendría encima una vomitona como poco. Y los azulejos de la pared ni quiero imaginar cómo estarían.

Orbaneja del Castillo

Me habían comentado que tenía que pasarme por este pueblo, que lo que allí vería merecía mucho la pena. Como queda en Burgos lindando justo con el sur de Cantabria quedó para una visita a toda la zona cántabra de Valderredible que por motivos varios se fue posponiendo días, semanas y meses hasta que finalmente allá nos fuimos. Increíble, alucinante y me quedo corto. Llegas a través de las Hoces del Ebro, una sucesión de curvas y meandros encajonados entre las montañas que el río fue excavando a lo largo de los años (véase Google Maps).
Hoces del Río Ebro
Y en lo alto, esa impresionante formación rocosa presidida por estas piedras llamadas «El Beso de los Camellos».
El beso de los camellos
Las casas del pueblo están distribuidas en una ladera frente a las hoces. Aparcamos, vamos caminando un poquito siguiendo la carretera y tras una curva a la izquierda… ¡sorpresón! Una enorme cascada que cae desde lo alto del pueblo.
Cascada en Orbaneja del Castillo I
Paisaje precioso, de esos que te quedas boquiabierto un rato para sacar a continuación la cámara y no dejar un rincón sin retratar.
Cascada en Orbaneja del Castillo II
Por supuestísimo nos recorrimos el pueblo de cabo a rabo, vimos las casas, los puentes, un molino y la «Cueva del Agua» que es de donde surge el río. Un poquito más arriba hay un camino que discurre por la ladera de la montaña, pero eso se queda para otra entrada porque tiene su miga. Esta es la vista desde allí.
Orbaneja del Castillo
Sólo me queda una pena, no haber ido un poco antes cuando es sol lo iluminaba todo porque a última hora se nos escapaba la luz a toda mecha y las fotos no lucen lo que deberían. Razón de más para hacer una segunda visita…

Susto o muerte (II)

Retomamos las andanzas por el Museo de Arte Santanderino iniciadas aquí. Lo exterior y la planta baja ya eran llamativos pero lo bueno empezaba en la primera planta. Miento, empezaba en unas escaleras llenas de letras separadas por puntos.
Escrito en la pared I
Pues si, oiga, es una obra de arte. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, dice el dicho. Algo tendrá la cosa esta cuando la ponen en el museo, digo yo. Pero que me lo expliquen porque debe tener el artismo escondido que no se lo veo por parte alguna, algo no excesivamente raro conociendo lo artísticamente zopenco que soy.
Escrito en la pared II
En las paredes que bordean la escalera, una oquedad alberga un maniquí con una túnica de topos color rosa.
La Virgen Maria moderna I
Un poquito más adelante, otro maniquí con túnica amarilla con topos negros. Según dice un cartelito es una representación de la virgen maría pero más fashion. A mi ni fú ni fá. Tengo que preguntarle a la parienta si en la época de Jesús hacían furor los lunares de colores, o si es que se ha producido mucho milagro de la multiplicación de los panes, los peces y los lunares en los últimos tiempos.
La Virgen Maria moderna II
A la entrada de la sala del primer piso, una obra compuesta por un muñeco sentado y una figura redondeada de color blanco al fondo sobre la que proyectaban la imagen de un ser tipo blandiblub que hablaba y gesticulaba. La leche, esa combinación de figura y proyección me dejó asombradísimo porque hasta daba sensación de tridimensionalidad y vida. No está mal, una interesante, ya valió la pena hacer esta visita.
Mirando al muñecote
¡¡¡Anda!!! Mira, mi especialidad. Nada más entrar en la sala, fijaros qué aparece en el suelo. Humor negro, o más bien humor blanco, color de lápida. No tenía mucha historia, estaba acompañada por una proyección de cementerios en la pantalla del fondo probablemente para alguien resulte turbador o inquietante. Para aquellos que hayan probado el delicado repelús de sacar fotografías nocturnas en cementerios, ni nos inmuta.
Una tumba en el salón

Luego pasa lo que pasa

Playa de la Virgen del Mar. Acantilados. Temporal de mar y viento. Olas enormes. Y nunca falta quien o quienes se asoman al bordillo para contemplar la fuerza de la naturaleza lo más cerca posible. Claro, así pasa lo que pasa, luego viene un golpe de mar y tenemos una tonelada de agua cayendo sobre el personal, que si sólo te moja no pasa nada, pero si te manda contra las rocas o te lleva a la corriente, la cosa deja de tener gracia.
En la Virgen del Mar
Recordadlo bien, mucho respeto al mar, que cuando menos lo esperas te la puede jugar, sea en forma de mojadura como me pasó a mi o cosas peores, no en vano este año está habiendo un montón de desaparecidos por golpes de mar desde Galicia a Biarritz.

Robando carteles

No, tranquilos, no es que ahora me haya dado al latrocinio, sino que leía sorprendido en «La Voz de Galicia» como en Lugo roban los carteles de un pueblo que se llama «Villapene» para echarse unas risas. Pues se nota que no se han dado un garbeo por Cantabria, que se podían llevar para casa un cartel mucho más gracioso.
Rio Polla
¡Huy! ¡Huy! ¡Huy! ¿Pone ahí eso que parece que pone? Pues si, eso mismo y ahora en grandote, ¡¡¡el Rio Polla!!! El que lo bautizó se ha cubierto de gloria, oiga. Por si alguien tiene curiosidad, es un afluente del Ebro y aquí se puede ver en Google Maps.
Si, si, Rio Polla
Como río no vale dos duros. A su paso por Bárcena de Ebro lo cruzan dos puentes, uno viejo y uno nuevo.
Puentes sobre el río Polla
Allí estaba con mi cámara cuando uno de los vecinos que venía cargado de lechugas me preguntó si era «del ministerio». Creyó que al ir con cámara sería de alguna Consejería puesto que ha enviado una solicitud a ver si retiran de una vez el puente viejo porque lleva años causando inundaciones. Cuando llueve fuerte no permite el paso de todo el caudal del río y el agua remansada acaba anegando su finca, situada unos cien metros más atrás. Según parece, lleva causando problemas desde su construcción y ahora que por fin hay un puente nuevo con capacidad para absorber los aumentos de caudal sigue ahí el otro dando la lata. Paciencia, ya se sabe que las cosas de palacio van despacio…
Puente viejo sobre el río Polla

Más huellas de la ventolera

Tras el paseo por el Sardinero el otro día, nos dirigimos al centro de Santander y allí también se podían ver los restos del temporal de viento que hubo entre el día cinco y el seis. No lo comenté pero esa debió ser con diferencia la noche que más bestia ha soplado el sur desde que estamos aquí. Y no una hora o dos, desde la tarde a la mañana. Así nada más aparcar en el Paseo de Pereda lo primero que veíamos era una señal tirada por los suelos, menos mal que hubo suerte y no le cascó a a nadie en la cabeza al caer.
Señal por los suelos
En la puerta de la oficina de E-on (una compañía eléctrica) se pueden ver dos focos.
Foco en lo alto y foco por los suelos
Uno, en su soporte correspondiente junto al hueco donde debería haber otro y en realidad sólo queda un cable colgando…
Foco en lo alto
…porque el otro se ha caído al suelo y lo dejaron junto al portal. Suerte que tampoco le cascó a nadie en la cabeza caer, o por lo menos no han dejado ninguna cabeza en ninguno de los portales de al lado.
Foco por los suelos
Vamos a la plaza del Cuadro, en pleno centro. Aunque está bastante recogida, hay un pasaje hacia el Paseo de Pereda orientado justo al sur. Cuando sopla viento, ese pasaje acelera aún más el aire y así pasa lo que pasa.
Plaza del cuadro
Pasa que este contenedor estaba junto al otro pegado a la acera, pero con la fuerza del viento se fue de paseo para acabar tumbado justo ahí. Por suerte no cayó encima de nadie, o por lo menos no se ven brazos ni piernas saliendo por debajo del mamotreto plástico.
Contenedor a la fuga
Las olas en la bahía rompen contra las losas del paseo. Esta vez lo debieron hacer con tanta fuerza que descolocaron una losa, y eso que pesa lo suyo. Tócate las narices con la fuerza que tiene el agua cuando viene en formato de varias toneladas unidas en una ola y a toda velocidad.
Losa levantada en el paseo I
Suerte de la barandilla para frenar la losa o sabe dios donde habría acabado. O bien en el agua, o bien en la cabeza de algún paseante despistado. Pobre hombre, quizá venía feliz por haber esquivado una señal que se caía, un foco que se desprendía de una fachada y un contenedor paseante pero ya era demasiado tentar a la suerte y a la cuarta fue la vencida.
Losa levantada en el paseo II
Hasta las obras del Centro Botín me acerqué pensando que con semejante temporal, en la zona de obras llena de vallas hechas con chapa que ofrece una superficie enorme al viento debía haber habido una escabechina de cuidado. Pues nada de nada, ni una chapa movida. ¿Cómo es eso posible? Muy fácil, nada como un poco de previsión y unos cuántos refuerzos para evitar problemas. Menos mal, imaginaros que al pobre hombre que le dio la losa de la foto anterior en la cabeza lo remata una chapa de obra voladora. Eso sí que sería empezar el año con el pie izquierdo y una buena razón para desear que llegue 2015 ya.
Valla del Centro Botín

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