El otro dÃa nos pasamos por el centro de Santander a eso de las ocho y pico. Delante de una de las tiendas más conocidas habÃa un grupo de gente asà que allá vamos, a ver si celebran algo. Anda, mira, si hay alguien dentro del escaparate pintando una pared…
Según me fui enterando luego, se trataba de un tema organizado entre la tienda «Lucio Herrezuelo» y la plataforma de creadores Santander Showcase para decorar de forma diferente ese escaparate. Y bien distinto que estaba quedando.
AllÃ, en vivo, el artista Antonio Fuente del estudio de diseño Beusual armado con sus rotuladores pintaba y pintaba sobre la pared del fondo.
A ratos de pie, a ratos tumbado, un par de horitas lo vimos dentro del escaparate creando poquito a poquito ese mural gigante.
A mi me gustó un montón el resultado, aunque muy objetivo no soy porque de siempre me pirraban los comics (especialmente los que son un poco bestias, tipo Reiser y Vuillemin, no aplicables a una decoración de escaparate que pueda ser vista por el público en general).
Como estas cosas hay que aprovecharlas, también tenÃan a la venta la edición especial de unas zapatillas deportivas decoradas por el mismo artista. Si es lo que yo digo, esta ciudad es de lo más entretenido, te encuentras cosas curiosas como éstas cualquier dÃa y en cualquier esquina.
Mar de nubes entre valles
Al hilo de lo que comentaba el otro dÃa, una curiosidad de encontrarse el territorio cántabro «compartimentado» en valles y montañas es que cuando aparece la niebla, aparece por barrios.
Un valle cubierto completamente de niebla, sus habitantes seguro que aún no habÃan visto la luz del sol, y en cambio en el valle de al lado todo despejado y sin una nube en el horizonte.
Como el valle está bastante cerradito, ahà se queda atascada la niebla contra la montaña y no se va hasta que la fuerza del sol consigue vencerla. En los valles que tienen un lado abierto serÃa bonito ver cómo va fluyendo lentamente de un valle a otro, pero mira, para esas cosas de sentarse y esperar dos horas a que la niebla tenga a bien moverse un kilómetro para allá me falta paciencia.
El santuario de Valvanuz (I)
Nuevamente toca hoy una serie de fotos procedentes de una excursión dominguera, allá nos fuimos en dirección a los valles del Pas, sin leer nada antes sobre lo que nos podÃamos encontrar, ni buscar información ni nada de nada, que sea la vida la que nos lleve y la curiosidad la que nos guie. En Selaya vemos un cartel indicando hacia el Santuario de Valvanuz. ¿Estuvimos alguna vez ahÃ? No. Pues hale, vamos. Tres o cuatro kilómetros después aparece el santuario. Son estos dos edificios en un prado, al pie de un robledal.
Esta es la iglesia, dentro está la Virgen de Valvanuz (patrona de los Pasiegos), pero como estaba cerrado nos quedamos con las ganas de verla.
El otro edificio es la «Casa de la Beata», como se puede ver en esta placa…
…situada en la puerta, en un lateral de la casa. Se llama asà porque era la residencia de la persona encargada de atender al cuidado del Santuario. A dÃa de hoy es Casa-Museo.
Y lo más importante, con su tienda para la venta de recuerdos, que la vida está muy achuchá y hay que aprovechar cada eurito.
Fin de la parte uno. Dentro de unos dÃas, más.
Ojito a las doce en punto
En el Parque de la Planchada de Astillero hay un templete de lo más curioso. Tamaño grandecito, a mi me ha salvado la vida más de una vez mientras paseaba con los perros, de esas veces que empieza a llover de golpe y el único lugar cercano donde resguardarse es justo aquÃ.
En el techo del templete se puede ver una completa colección de campanas de tamaños variados. Están conectadas a un reloj y en cuanto llegan las horas, las medias o los cuartos, venga a campanear musiquillas variadas.
El primer dÃa que nos pilló las doce en punto resguardándonos de la lluvia aquà debajo nos llevamos los perros y yo un susto de órdago, porque además no es que toquen a un volumen bajito, suena aquello como para todo el pueblo. Desde esa escarmentamos, y a las horas, medias y cuartos, mejor mojarse que ganarse una sordera.
El ascensor del faro
Ya ha salido por aquà la tÃpica foto de Castro Urdiales, donde se ve el puerto en primer plano y al fondo la iglesia y el faro. Hoy nos acercamos un poquito más a éste último elemento, que realmente no es sólo faro sino un castillo-faro llamado «Faro del Castillo de Santa Ana». Además de su estructura original, ahora luce un añadido acristalado en la parte superior.
Si no recuerdo mal era un museo, pero siempre lo vi cerrado y creo que tenÃa algún problema. Yendo por la parte de atrás se ve el cuadrado acristalado y una columna también acristalada a su izquierda.
¿Qué es eso? Pues ni más ni menos que un ascensor panorámico que le han plantado ahÃ. Feo, lo que es feo, no es, pero estéticamente creo que queda como a un santo dos pistolas.
Y espero que esté mejor montado que la instalación eléctrica que vimos en uno de los laterales, porque vamos, decir «hecha de cualquier manera» es echarle un piropo.
Mejorando túneles. O no.
Vuelta a las «hobras de harte» de las calles santanderinas. Esta es la parte exterior del «Pasaje de la Peña«, el túnel al que ya le he dedicado su entrada correspondiente.
Realmente ese no es el Pasaje, era el Pasaje, porque han hecho un mural que cambió totalmente su aspecto exterior. Aquà de lejos.
Aquà más cerquita, con ese grafitti abigarrado luciendo en todo el frontal.
Vista del lateral derecho, con la oficina de Franpepo detrás de la columna azul que sostiene la obra «Hacia el futuro» de Baltazar Torres.
Y por fin, a la izquierda está el elefante en tonos de canario.
Yo no sé qué pensar… por un lado es un estilo muy suyo. Por otro lado, estaba tan soso antes que ahora por lo menos es distinto. Pero claro, igual antes era soso porque era histórico y ahora es «histérico»… no sé, no sé…
Mirador con y sin cable
El hecho que hoy voy a tratar me recuerda aquello de qué fue primero, la gallina o el huevo. Llegamos al mirador de La BraguÃa, en el puerto del mismo nombre, desde el que se tienen una vistas preciosas de Villacarriedo y Selaya. Este es el mirador, con su valla de madera para que la gente no se caiga al prado, y ¿qué han tenido la gloriosa idea de poner justo delante? Ni más ni menos que un poste y un cable. Total, como casi no se ve…
Me pregunto si fueron a poner el mirador justo delante de donde pasaba ya el dichoso cablecito o por casualidad el postecillo ahà adrede para chafar las vistas presentes y futuras. En este caso decirme si no es para atar al poste con cinta americana al autor del desaguisado y dejarlo al sol una buena temporada para que se ponga moreno. Suerte que unas curvas más arriba hay otra zona desde la cual también hay unas vista de impresión y esta vez sin cables por medio.
¿Quien no ha metido la mano aqu�
En el edificio de Correos del centro de Santander tienen una hilera de buzones con forma de cabeza de león, y las cartas se meten por la boca del bicho.
Esto me recordó el edificio de Correos de Vigo, que también tenÃan una fila de cabezas de león aunque, todo sea dicho, más bonitas que éstas, con el león mejor hecho y en bronce bruñido en vez de este verde cutrecillo.
Que levante la mano quien no haya metido alguna vez la mano entera en la boca del león y luego hecho la tonterÃa como si te la estuviera mordiendo…
Picos frente al embalse
Una de las cosas qué más me impactó de la visita a Aguilar de Campoo fue ir hasta un área recreativa en las cercanÃas de la presa y desde allà poder ver las montañas nevadas detrás de todo el agua. Lástima que estas cosas pierden en fotografÃa, sobre todo cuando el autor es un chapuzas con cámara. Estar al borde del embalse con el aire fresquito, la luz del mediodÃa, aquella enormidad de montes blanquitos a lo lejos, eso son sensaciones y es muy complicado pasarlas a un archivo digital.
Si unas montañitas de nada son asà de bonitas y me dejan con la boca abierta, ir a Suiza o a los Alpes tiene que ser para mear y no echar gota, para quemar el obturador de la cámara el primer dÃa. Apuntaremos visitar esa zona como actividad número uno si la loterÃa me toca en invierno.
A Segovia he de volver
No por nada en especial, si no porque al hacer la visita a toda mecha no tuve tiempo para dedicarme a la tarea que mejor se me da y de la que obtengo mejores resultados: papear. Y eso que las referencias que me han dado de la ciudad (cochinillo aparte) son de lo más jugosas, o las tentaciones que se pueden ver en los escaparates ya dejan bien a las claras que otra cosa no sé, pero el estómago hay que ejercitarlo convenientemente. De estas seis variedades del escaparate no he probado nunca ninguna, ni he catado el ponche segoviano, asà que habrá que ir buscando fecha para honrar convenientemente las especialidades de la ciudad.