En el Pais Vasco francés les encanta el juego de la pelota y el de cesta-punta, que viene siendo parecido. ¿A qué le pueden haber dedicado entonces una rotonda? A ese deporte, por supuesto, con una cesta gigante y la pelota justo debajo. Porque no les vino la idea, que ya puestos podÃan haber hecho un puente con forma de cesta-punta y les quedaba de sacar en las guÃas turÃsticas.
Bonita, ¿eh? Ya podÃan aprender en Torrelavega. Eh, que es broma, que ya os veo venir furibundos defendiendo las rotondas torrelaveguenses…
El CDIDHPEL
¡Ostras! ¿Y qué es el CDIDHPEL, os estaréis preguntando? Pues el Centro De Interpretación Del Hombre Pez en Liérganes… es que semejante denominación no me cabÃa en el tÃtulo asà que hubo que abreviar. Que si hay centros de interpretación hasta de los avechuchos cantores a ver porqué el hombre pez no iba a poder tener el suyo propio.
A un lado del puente romano podéis encontrar la estatua del hombre pez y al otro una casa que antiguamente era molino. Ese es el centro de interpretación.
Siempre lo encontré cerrado hasta un dÃa de septiembre en que lo vimos abierto y entramos directos a ver qué tenÃan. Por supuesto placa en la puerta, que como siempre dije «lo que importa es inaugurar«.
Los centros de interpretación ya se sabe cómo son. Era un molino, pues mira, aprovechamos y ponemos las piedras de moler por ahà por el medio. Al hombre pez no lo tenemos en persona asà que vengan carteles con muchas letras para explicar su historia.
Virgen santa qué hartón de carteles y qué cantidad de letras tenÃan cada uno, menuda indigestión de leer nos metimos…
Hay un acristalamiento en el suelo gracias al que se puede ver la parte de abajo del molino y ahà tienen un maniquà de un paisano que se supone es el hombre pez. Anda que como en invierno suba el rÃo se les va a escapar pitando.
Una maqueta de unos pescadores simula su captura en la bahÃa de Cádiz que fue donde lo pescaron de nuevo cinco años después de su desaparición.
En el exterior aún queda uno de los ejes con rueda para mover la piedra de moler. Se supone que por esos agujeros saldrÃa el agua, que cae sobre las aspas haciéndolas girar y transmitiendo la rotación a la piedra que estarÃa en el extremo superior del eje. Vamos, lo mismo que todos los molinos.
Y esto es lo que hay… no es como para pegar saltos de alegrÃa ni hacerse un viaje de quinientos kilómetros para verlo, pero mira, estando en Liérganes es otro lugar más para aprovechar, echarle una ojeada y pasar el rato culturizándose.
Las Cuevas del Mar
Asà se llama una playa situada al poco de entrar en Asturias y pasar Llanes. SalÃs de la A-8 en direccion Nueva y desde allà está bastante bien indicado cómo llegar (por si aún hay dudas, aquà tenéis la posición en el Google Maps). Tras un par de kilómetros por un carretera comarcal acabaréis llegando a un aparcamiento justo delante de la playa.
No todo son los pedruscos que se ven ahÃ, a la derecha hay un buen tramo de arena fina. Pese a ser mediados de septiembre ya, el dÃa era espectacular y la luz una maravilla para el que le guste sacar fotos.
Poste con cartelito de «Llanes de cine» porque aquà se filmaron escenas de la pelÃcula «You’re the one» dirigida por José Luis Garci.
A la izquierda encontramos gente sentada tranquilamente en la arena y otros al fondo entre las rocas. ¿Sabéis qué hacÃan…?
Escalada. HabÃa unos cuántos deportistas subiendo por las rocas verticales. Aquà sólo se ven tres o cuatro pero habÃa bastantes más. La verdad es que el sitio se presta, con esos acantilados llenos de agujeros. No son demasiado altos, unos diez o quince metros, pero seguro que para pasar un buen rato les llega.
Y a todo esto, ¿porqué se llama la playa de las Cuevas del Mar? Fijaros en la foto y ver si queda contestada la pregunta.
Están las rocas hechas un verdadero gruyere. Agujeros que las cruzan totalmente, cuevas que se internan en la piedra, aquello es espectacular.
Como es costumbre, foto con bañista pasando delante de un agujero para que podáis apreciar las dimensiones del hueco en la piedra.
Como es costumbre, foto con pareja pasando delante de dos agujeros para que podáis apreciar las dimensiones de los huecos en la piedra.
Y aquà foto con macho-man posando en la orilla para que podáis apreciar las dimensiones de los acantilados en general. Im-presionante el lugar, sacamos la mochila, nos sentamos a papear en la arena y disfrutamos de un rato la mar de agradable.
Va de última una foto desde el otro extremo para tener una vista general de la playa. El tiempo habÃa cambiado, pero también hay que aclarar que debÃan ser las seis de la tarde y entre las fotos anteriores y estas habÃa mediado una ruta circular con la subida a un monte, visita a una ermita, unos acantilados y bajada casi monte a través para llegar a este punto. Es decir, jornada completita con playa, senderismo y muchas fotos.
Otra de los Ojos del Diablo (II)
Ya casi me habÃa olvidado que habÃa comenzado la serie correspondiente a la segunda visita a los Ojos del Diablo del Monte Candina. A media subida lo habÃa dejado en la entrada anterior y media subida más o menos es cuando te encuentras con este panel indicando las rutas posibles y la historia de las Hoyas del Monte Solpico.
Fijaros qué zona hay que atravesar a continuación. Por suerte el camino está bien marcado y es sencillo, nada que ver con mi primera subida en la que fui improvisando ruta y acabé trepando, escalando, bajando por lugares increÃbles y demás.
El sino de mi vida montañera: subir, subir, subir y subir. Por suerte, como decÃa, el camino está muy bien señalizado. ¿Veis esos dos puntos en la roca? El rojo indica por donde subir al Monte Candina, el naranja para ir al Monte Solpico.
Esta es otra cima que hay al lado. Una docena de personas (se ven abajo en el centro) iban en camino para subir por esa diagonal oscura que se ve en la parte derecha de la ladera.
Seguà subiendo en dirección al Candina y cuando estaba más arriba pude ver tres personas en lo alto del pico de la foto anterior. Coño… pues sà que mola, a la vuelta me lo he de subir y asà mato dos pájaros de un tiro. Eso si la niebla del fondo me lo permite, porque lleva todo el rato que sÃ, que no, que tapo la cima que la vuelvo a destapar…
Ultimo tramo para llegar a los Ojos del Diablo. Estampa tÃpica que veréis casi siempre que paséis por allÃ, gente subiéndose en el arco del ojo grande para sacarse la foto. Un rato espectacular sà que es.
Pim, pam, pum, cuatro pasitos más y llego por fin. Este es el ojo grande, con la ballena de Oriñón sobrevolada por un buitre.
Era hora de comer asà que crucé el ojo, me senté en unas piedras a la derecha y me dispuse a comer con este panorama, sólo alterado por el paso de los buitres justo delante de mis narices. Es increÃble ver cuántos hay, además me habÃa llevado los prismáticos y disfruté como un enano viéndolos como si estuvieran un metro delante mÃa.
A cincuenta metros de distancia está el segundo ojo, el que no habÃa visto en la visita anterior. Es más pequeñito y está más escondido. Las vistas son similares, aunque tras ver el primero este sabe a poco.
En esas estábamos cuando de repente la niebla dijo basta, se acabó, ahora voy y cubro toda la montaña para fastidiaros el dÃa. Pos vale, qué le vamos a hacer.
ApetecÃa haber subido al Solpico también, que está perfectamente señalizado aunque el camino se complica un poco, tienes que ir pegando saltitos entre piedras con mucho cuidado porque torcerse un tobillo aquà arriba no es muy buena idea. Si te lesionas un pie o una pierna el único medio con el que conseguirÃas volver abajo es un rescate en helicóptero. Viendo la cantidad de montaña que estoy haciendo y la que tengo pensado hacer, a primeros de año voy a federarme, la licencia incluye un seguro que cubre los rescates en montaña y me quedo más tranquilo.
Asà pintaba la cima. ¿Para qué molestarse en subir, si total no vas a ver nada? Media vuelta, cambio de planes y me voy directo al monte de la cuarta y quinta foto que ese sà está despejado ahora, asà que ya sabéis de qué irá la siguiente entrada de la serie.
Las dos gemelas
Ya que andamos por Francia seguimos un poquito más para ver la playa Ondarraitz de Hendaya. Allà se pueden ver estas dos piedras separadas de la costa que hasta tienen nombre, son «les deux jemeaux» (las dos gemelas).
Una leyenda dice que un dÃa iba Basajaun (el yeti vasco) por las Peñas de Aia e intentó tirar una piedra desde allà para destruir Bayona, que ya es mala leche la del bicho ese. Cuando iba a tirarla se tropezó, la roca se le escapó y fue a caer en la playa de Hendaya partiéndose en dos: asà nacieron las dos gemelas. Mucho más interesante y entretenido que decir que se han separado porque el acantilado está hecho de capas de rocas más o menos duras que el mar se va comiendo y provoca estas cosas, ¿a qué sÃ?
Palcos en las iglesias
En el puente de octubre pasado nos fuimos a visitar pueblos franceses y tuve la oportunidad de entrar en unas cuántas iglesias a ver si encontraba muchas diferencias con las de aquÃ. Y sà que encontré alguna. En lo básico son todas parecidas, bancos, púlpito, altar principal con muchos dorados, etc.
Pero lo que nunca habÃa visto es esto: tres pisos de palcos en los laterales para ampliar la capacidad del local. En la foto se ven los de la iglesia de San Juan de Luz, pero con posterioridad vimos lo mismo en otras dos.
También me fijé en el detalle del barquito colgando del techo, como en Biarritz. Según leà fue un regalo de MarÃa Teresa de Austria, infanta de España y reina consorte de Francia, como agradecimiento a los pescadores de San Juan de Luz por salvarla del naufragio cuando al barco en el que viajaba le pilló una tempestad en la zona.
A la Vega de Liordes (I)
No puedo con los huevos, dicho finamente. Llevaba dÃas rondándome por la cabeza la famosa ruta de las Vegas de Liordes, el PR-PNPE 25 cuyo mapa podéis ver aquÃ. La previsión del tiempo era que ayer viernes tendrÃamos un dÃa precioso, hoy sábado cambiaba hacia peor y parece que asomaba el otoño de golpe, además el domingo cambia el horario y hay una hora menos de luz por las tardes… la decisión estaba clara, preparé toda la impedimenta para el viernes y de ruta me fui. Primera etapa, dos horas de coche hasta Fuente De y lo dejo en el parking junto al parador. Allà empieza todo. Dos horas cuarenta y cinco, que no parece mucho, pero casi tres horas de subida continua con algunas rampas que si no tienen cuarenta y cinco grados de inclinación se le parece mucho. Y todo eso para ver la Vega de Liordes, que en el fondo no deja de ser un prado allá en lo alto…
Esta es parte del murallón de piedra que rodea Fuente De. Se pasa de los mil metros de altitud hasta más o menos los dos mil sube que te sube por esa pared de ahà enfrente.
Concretamente se empieza en el hayedo y hay que salir por donde indica la flecha. A las 10:45 comenzaba la caminata y a las 13:15 asomaba por Liordes, cansado como un burro, sudando como un cerdo y en ese estado de «qué coño se me habrá perdido a mi aquû, «quien me manda venir a cansarme gratis», «esto del montañismo tiene que ser malo para la salud, seguro»…
Y a la derecha, el Canal de la Jenduda tentándome. Tranquilo… que tú no te me escapas. Este otoño no creo que me dé tiempo ya, pero para el año que viene te pongo de primero en la lista.
Asà que iros preparando. En cuanto recupere fuerzas tocará hartón de fotos de ruta de montaña, con piedras, picos, cabras, lagos, prados, minas y muchas cosas más.
Fin de la excursión
De aquella jornada de tour marÃtimo cantábrico que hicimos en el barquito turÃstico que une Laredo y Santoña me quedaron finalmente unas fotos descolgadas por comentar, asà que vamos con ellas. Empezamos por la plaza de toros de Santoña, modernilla y al lado del mar para que puedan tirar al agua a los malos toreros como nos dijo uno de los del barco.
A su izquierda está el mástil con la bandera de España, la de Cantabria y la de Santoña, la una blanca y roja frente a la otra roja y blanca. Pena no haberme fijado antes y me habrÃa evitado aquella confusión emblemática cuando subà al Bucieron.
Un pantalán en primer plano con la cantera de Montehano (ya les vale con el nombrecito) al fondo y el convento de los capuchinos a la izquierda de todo. Siento que se vea tan pequeño, pero está bastante lejos y el objetivo que llevaba en la cámara no da para más.
En el centro de Santoña se puede ver un instituto fundado (o sea, el que puso la pasta) hace un montón de años por un noble de la ciudad, el Marqués de Manzanedo y Duque de Santoña como bien indica este cartel. Le siguen una foto del instituto donde se pueden ver el reloj y el observatorio astronómico arriba de todo, el busto del Marqués a la izquierda de la puerta de entrada y placa conmemorativa situada tras el mástil de la bandera española. No me preguntéis qué dice porque yo y el latÃn llevamos muchos años peleados.
Este es el otro barco, que para en el mismo muelle que el turÃstico y hace el recorrido entre Santoña y la playa del Puntal justo enfrente.
Vista de la citada playa. Esa duna gigante ocupa más o menos el lugar donde antes estaba el «Barlovento«, última vÃctima de los temporales por la zona. Parece que ese dÃa sólo habÃa un kitesurfer por las inmediaciones…
…pero no, al dar la vuelta completa en el barco aparecieron por docenas. DÃa de sol con aire fuerte, aquello estaba plagado de saltarines autopropulsados que llenaban el cielo de colores con sus cometas. Unos treinta debÃa haber, asà a ojo de buen cubero. Que por cierto nunca supe qué era un cubero ni parece saberlo tampoco la RAE, al final va a ser una palabra chorras inventada por alguien (como pueda ser «cuadronda«) que finalmente cayó en gracia y todo el mundo dice lo mismo.
Poco más nos quedaba. Enfilar nuevamente el puerto de Laredo dando un rodeo porque según nos dijeron hay una zona en medio de la rÃa donde la profundidad es de un metro escaso, desembarcar y dar por finalizada una jornada marÃtima completita. Un dÃa que cundió lo suyo y que sólo por las vistas del Faro del Caballo desde el mar ya merece la pena.
Bloqueado por las vacas
Mira tú qué cosas pasan a veces. Va uno todo feliz camino del puerto de Piedrasluengas y de pronto aparece nuevamente la presa de la Cohilla. Aquà hay que parar sà o sà porque el entorno es espectacular, lugar ideal para ponerse encima de una piedra, llenar los pulmones, respirar aire puro… y ya de paso cambiarle el agua al canario. A ser posible esto último no encima de la piedra, que nunca se sabe donde puede aparecer alguien con una cámara, ni contra el viento por el bien de vuestros pantalones.
Hay un pequeño camino al lado de la carretera donde se puede dejar el coche y en tres minutos a pie llegar a una especie de mirador sobre la presa, justo ahà donde está la caseta.
Muy buenas vistas sobre el curioso fondo del embalse, la casamata donde me imagino estarán las salidas de las turbinas y la invasión de maleza. Se nota que por este lado no da excesivamente el sol ni sube mucho el nivel del agua.
Enfrente hay unas montañas enormes. Otros años habÃa visto cómo se desbordaba un canal que sale de la presa y el agua caÃa a chorros. Este año está el nivel tan bajito que ni desbordamientos ni gaitas. Sà se mantenÃa otra cascada unos metros más a la izquierda. Este es el tÃpico sitio donde te puedes pasar un dÃa entero sacando fotos sin aburrirte porque hay rÃo, montaña, presa, cascadas, seguro que animales, carretera con curvas y más cosas.
Cuando por fin nos volvemos a la carretera… anda, si hay «pasá» de vacas. Las llevaban camino de Tudanca y tocó esperar que pasaran primero e irlas adelantando con cuidado después. Esto de adelantar vacas es una cosa muy entretenida. Te pones detrás, ellas van a su bola y en cuanto te dejan un hueco aprovechas para colarte lentamente. Imaginaros a la parienta, que le tiene entre miedo y pánico a estos animalicos, mientras vamos adelantando a una y tiene la vaca a escaso medio metro de su ventanilla. A mi en cambio me encantan. Estoy por bajar el cristal, sacar la mano y si es posible hacerle un arrumaco. Claro que con la suerte que tengo igual me sale un toro y ahà sà que la acabamos de liar.
GastronomÃa viajera
Visita al suroeste francés, ¿qué hace uno además de ver cosas y sacar fotos? Si señor, ¡comer y beber! Sobre todo aquellas recetas que no suelo ver por aquÃ. El último dÃa en Sare probé algo llamado «Axoa de buey a la vasca» que tiene esta pinta. Se trata de un guisote de carne picada de buey, patatas, tomate frito y cebolla. Una bomba calórica, ya os lo digo yo, pero como el dÃa estaba fresquito entró que daba gusto.
Cerca de Ascain está la sidrerÃa Txopinondo en la que paramos a cenar una noche. Allà elaboran dos especialidades que nunca habÃa probado antes asà que no solo las probé sino que además me traje unas cuantas botellas de cada una.
Primera especialidad: zumo de manzana natural con miel. Estaba bueno el condenado, ya no me queda nada de lo que traje asà que me hago el apaño casero: compro un litro de zumo de manzana natural en Mercadona (ojo no confundir con el zumo de manzana a base de concentrado, el natural 100% lo tienen en tetrabrik en la zona de refrigerados junto a las verduras), echo en una botella de litro un par de centÃmetros de miel, lleno el resto con el zumo de manzana y hala, a disfrutar se ha dicho.
Otra novedad: vino de manzana. No sé cómo lo harán, pero acaba teniendo seis grados y parece vino… pero de manzana. Blanquito y fresquito, entra que da gusto.
Por supuestÃsimo de otras cosas ya ni hablamos, porque se suponen. Francia = el reinado del chocolate y los pasteles, no darse un homenaje es pecado mortal.
¡Viva la pepa, viva el comer, el beber y el viajar!