Clonación

Fijaros en la foto que vi hace unos días colgada en un chiringo de la zona de Puertochico. Se trata de la playa del Sardinero hace un montón de años.
Foto antigua de Santander I
Mira por donde nuestros bisabuelos habían descubierto ya la clonación de seres humanos y nosotros sin enterarnos. Qué asombroso parecido, los mismos hombres, las mismas mujeres, la misma posición… Ay, estos aficionados al Photoshop…
Foto antigua de Santander II

Elogio del horizonte

Llegados a Gijón es obligadísima la visita al barrio de Cimadevilla. Con forma de pequeña península redonda, es lo que podría considerarse el casco antiguo de la ciudad. Al final de todo está el Parque del cerro de Santa Catalina y en él destaca otro de esos mamotretos escultóricos: el Elogio del Horizonte de Eduardo Chillida hecho en 1990.
Elogio del horizonte I
Pedazo trasto de hormigón. Por su forma se podría decir que es una figura dando un abrazo, pero me gustaría más si estuviera dado la vuelta y abrazando al cantábrico. Dicen que si te pones debajo se escucha el ruido del mar. Hombre, estando donde está, se escucha si te pones debajo, al lado, encima y a veinte metros…
Elogio del horizonte II
El entorno de la escultura es precioso. Acantilado, vistas a la bahía de San Lorenzo, vistas al mar abierto y los restos de la fortificación anexa a las baterías de artillería que en su día defendían la costa. Muchas, pero muchas cosas que ver. Cada vez que alguien va a Gijón y no se pasa por aquí, dios mata un gatito así que tú sabrás si quieres perderte un lugar tan especial y ser cómplice de que un gato se quede sólo con seis vidas.
Elogio del horizonte III

Rulo en el castillo

Otra oportunidad de disfrute para aquellos a los que les guste la música (o por lo menos este tipo de música): el próximo cinco de julio habrá un concierto acústico de Rulo y la Contrabanda en el patio del castillo de Argüeso. Un lugar distinto para vivir un rato de música y aprovechar el resto del día para conocer los alrededores. Ya de paso y estando al lado, sería pecado no pasarse por Casa Vejo a reunir provisiones, que la música da mucha hambre.
Una noche en el castillo

¿Quién era Pio Muriedas?

¿Quien sería, me pregunto, y eso qué sé dónde descansa para la eternidad? Esta es otra historia de esas de rebote. En mi visita al cementerio de Ciriego fotografié una tumba muy cuca. Pequeña, recogida, en medio de un jardincito con su árbol dando sombra y sobre la lápida una frase de Shakespeare como epitafio. Corresponde a Pio Fernández Muriedas y María Luisa Cochi Mendizábal, que debían según dice una inscripción bajo sus nombres «se volvieron a encontrar en la alegría de la muerte». Pues qué alegres, oiga.
Tumba de Pio Muriedas
Busco información sobre Pio Muriedas y aparece esta interesantísima página en la que se puede leer la historia de su vida, que le llevó a ser denominado como «el último juglar». Santanderino, bohemio, con escasos recursos, relacionado siempre con el mundo del teatro, tuvo contacto en su juventud con los mejores artistas y escritores españoles. Fue otro de los que tuvo que huir durante la guerra civil. A su vuelta fue condenado a muerte pero indultado y vivió de destierro en destierro hasta que en los años sesenta Manuel Fraga lo rehabilitó dándole un trabajo para que llevara de pueblo en pueblo la voz de los poetas, de ahí lo del último juglar.

Se murió en 1992 y tiene como homenaje de la ciudad una farola con dedicatoria en la plaza de Numancia que aprovechando una visita al centro pasa a la colección fotográfica de un servidor.
Farola de Pio Muriedas
No es mala idea eso de dedicar farolas. Total, tienen que montarla igual así que poniéndole una inscripción se hace un apaño de primera. Es más, incluso pueden montar un evento inaugurativo. Anda que en cuanto se le ocurra esto a cualquier político vamos a tener apadrinadas todas las farolas de la ciudad con tal de inaugurar y salir en el periódico.
Dedicatoria a Pio Muriedas

La duna a punto

Desde hace tiempo están en obras en el dique de Gamazo. El domingo pasado me fijé que prácticamente está lista la llamada «duna», esa construcción con mirador proyectada en el final del muelle de cara al Mundial de vela 2014.
Duna del CEAR
En el fondo viene siendo un almacén con los laterales inclinados. El interior sirve para meter barquitos y otros trastos náuticos.
Interior de la duna del CEAR
En el exterior, uno de los lados tiene las pertinentes escaleras y el resto de superficie cubierta de plantitas.
Plantitas en la duna del CEAR
Por el otro lado, y esto ya es más interesante, un enorme mirador a la bahía lleno de bancos para sentarse. Como no pongan un policía local de vigilancia permanente puede ser un «botellódromo» de película para la chavalada. Y no sé si pondrán valla frente al mar o lo dejarán sin ella en consonancia con el Paseo Pareda. Como haya botellón y no haya valla (menudo trabalenguas) prefiero ni pensar lo que pasará.
Asientos en la duna del CEAR
Vaya curre que se han pegado con las barandillas. En vez de unirlas al suelo con los típicos postes de acero, se han sacado de la manga unos soportes de los más «artístico».
Barandilla de la duna del CEAR
Como se puede ver, prácticamente finiquitada y ya en uso el almacén. No sé porqué no la han inaugurado oficialmente, supongo que seguirán las obras en el otro lado del dique de Gamazo (donde la caseta de las bombas) y estarán esperando a tenerlo todo finalizado.

La otra horadada

A la entrada de la bahía de Santander está el islote de la Horadada. Su nombre proviene del arco de piedra natural que tenía (foto sacada del Diario Montañés por las razones que explicaré un poco más adelante). Cuenta la leyenda que a los santos patronos de Santander, San Emeterio y San Celedonio, les cortaron la cabeza en Calahorra. Las cabezas se vinieron en una barca de piedra hasta Santander. Al entrar por la bahía esa barca estuvo a punto de chocar con el islote que se abrió para dejarles paso.
La horadada
Decía que la isla tenía un arco, efectivamente, en tiempo pasado porque un temporal en 2005 se lo cargó así que por mucho que quiera, a día de hoy no hay forma de retratarlo. Aquí se puede ver la Horadada ya sin él desde la playa de Somo en la orilla de enfrente. El ayuntamiento estudió su reconstrucción con un coste de 300.000 euros. Por suerte, y pese a haber sido adjudicada la reparación a OHL en 2006, pararon el tema en 2010 cuando se decía que el coste podía llegar al millón de euros. Ciento sesenta y seis millones de pesetas para volver a poner unas piedras en su sitio. Menos mal que el gobierno de España no tuvo que pedir en 2012 un rescate a la unión europea, porque si vienen de Bruselas a fiscalizar las cuentas de este país y ven en qué nos hemos gastado los dineros, arde Troya.
Estado actual de la horadada
Además, si en realidad hay una Horadada suplente allí al lado. Esta es la Isla de la Torre, con la Escuela de Vela encima. ¿No véis que tiene un arco a la izquierda?
Escuela de Vela
Fijaros bien. Puede hacer el apaño perfectamente. Renombramos esta isla como la Horadada, a la otra le llamamos de cualquier otra forma, asunto arreglado y nos ahorramos una pasta. Si es que este país lo arreglaba yo en dos patadas…
Arco de piedra en la Escuela de Vela

Horas extras de dragado

Menudo hartón de currar que se están dando los de la draga que repone arena en las playas y las dos excavadoras que la distribuyen. Hace un par de jueves estaban en Loredo y el domingo seguían dale que te pego organizando las nuevas dunas que crean. Allí al fondo tenéis la draga en medio de un precioso mar azul un día de película en cuanto a sol y temperatura.
La draga en Loredo I
Ya de lejos se distinguen las excavadoras, una de color naranja a la derecha y otra amarilla sobre un enorme montón de arena que antes no estaba.
Máquinas en la arena I
¿Cómo llegó ahí esa arena? A través de este tubo gigante.
La draga en Loredo II
De ahí a la parte superior de la nueva duna, donde una de las excavadoras va distribuyéndola uniformemente.
Máquinas en la arena II
La duna no es maciza, tan sólo es un montículo enorme de arena. Por detrás había una verdadera riada conforme el tubo iba echando litros y más litros de agua.
Riada en la arena
La excavadora bajó de la duna para organizar la parte delantera y a la hora de volver a subir usa un sistema la mar de ingenioso. Clavn la pala en la arena y hace palanca para subir más fácilmente. Impresionaba ver al trasto este rugiendo mientras subía esa cuesta de cuarenta y cinco grados por lo menos.
Máquinas en la arena III
Cuando pasé a su lado casi metía miedo al maniobrar, por lo grande que es y el ruido que organiza. Si esa sensación la produce una máquina civil, no me quiero ni imaginar el acojone que dará ser un soldado y tener que escapar de un tanque. Menos mal que no tuve que hacer la mili porque iba a ser la risa de todo el ejército.

Marismas

He visto marismas en El Astillero, he visto marismas por la zona de Santoña, en la última visita a San Vicente de la Barquera se nos dio por innovar metiéndonos por carreteras por las que no habíamos pasado nunca y descubrimos otras marismas en la Ría de la Rabia también conocida como Ría de Oyambre. Venga una panorámica, podéis pinchar en la foto para verla en grandote.
Panorámica de las Marismas
Montones de islotes cubiertos de vegetación y muchos troncos muertos saliendo del río. El agua totalmente en calma y el sol no demasiado alto para darle fuerza a los colorines. Pájaros no vi ninguno, puede ser porque eran las dos de la tarde y seguramente se habían ido a comer a casa.
Marismas en la Ría de la Rabia
Hacia el otro lado está la desembocadura del Arroyo del Capitán que genera estas marismas. Playa, dunas, sitio ideal para venirse en época más veraniega para dar una vuelta, hacer picnic en la arena y caminar un rato por la playa. Todo gratis y la mar de saludable, oiga.
Desembocadura de la Ría de la Rabia

El mar reclama lo que es suyo

Por mucho que devuelvan arena a las playas, cuando al mar le viene en gana rápidamente aprovecha para reclamar lo que es suyo y se apropia de nuevo del material utilizado en los rellenos. Véase el caso, domingo pasado, playa del Sardinero, marea alta con coeficiente de 94 (bastante altito), olas que llegan hasta el muro del paseo y van llevándose de nuevo la arena hasta las profundidades marinas.
El mar llevándose arena del Sardinero I
Poquito a poquito, ola a ola iba escarbando la playa para ir recuperando todo el material que le robaron con la draga.
El mar llevándose arena del Sardinero II
Ya lo he dicho más de una vez, el mar no tiene prisa y sí mucha paciencia. Por mucho que intentemos cambiar el paisaje cuando quiere vuelve a dejarlo como estaba. Esperemos que se aguante hasta final del verano por el bien del turismo…
El mar llevándose arena del Sardinero III

La finca de Altamira

Tras haber subido en el elevador del Río de la Pila, una vez arriba seguí andando hasta llegar a la calle General Dávila porque allí está el Conservatorio Municipal Ataúlfo Argenta y quería echarle una ojeada.
Finca de Altamira I
Está dentro del parque de la «Finca Altamira» por el que nunca había pasado y eso ya era una buena razón para acercarme. Este es el edificio del Conservatorio.
Conservatorio
Otra razón es que en una de las paredes del Conservatorio han puesto otra letra de ese proyecto correspondiente al «Desvelarte 2013» que voy retratando por toda la ciudad. Xilófono, qué propio del lugar. Tachamos la X de la lista de pendientes.
Xilofono en la puerta
El parque está cuidadito, aunque no es excesivamente grande. Tiene partes de césped, máquinas de esas para que los abueletes hagan ejercicio y algo más que me sorprendió bastante.
Finca de Altamira II
¡Huertos! Aprovecharon unos bancales para montarse unos «huertos sostenibles» y plantar de todo. No sé, no sé, estando como están las cosas, si fuera yo el que sembró y plantó esto me vendría aquí por la noche con la escopeta no vaya a ser que dos días antes de la recolección desaparezca todo como por arte de magia.
Huertos urbanos I
Unos carteles explican el cómo y el porqué del asunto, así como las especies que hay plantadas. Si le hacemos caso aquí hay más que en todas las fruterías de Santander, porque indica que plantaron tomates, lechugas, pimientos, habas, guisantes, berenjenas, alubias y otras quince especies de hortalizas, lavanda, romero, tomillo y otros cuatro tipos de hierbas aromáticas y en cuanto a frutales, hay peras, limones, naranjas, frambuesas, melocotones, cerezas, mandarinas y manzanas. Con lo que me gusta la fruta y las hortalizas estoy por ser yo quien les haga una visita nocturna a ver si no está el dueño con la escopeta…
Huertos urbanos II

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