Stress cero

Hay que ver con qué tranquilidad se toma la vida esta gente. Acostumbrado al ritmo acelerado de más que se vive en Vigo, menuda diferencia noto con la gente de aquí. Hay movimiento, la gente hace cosas pero nada de andar como un pollo sin cabeza, nada de andar a todo correr y agoniado. A veces me voy al centro, en el entorno del ayuntamiento que es una zona bastante comercial y de oficinas se ve gente con papeles, con carpetas, con pinta de estar trabajando pero andando normal, como de paseo. Varias veces fui ya al ayuntamiento a presentar documentación para un tema que estamos preparando y me atiendieron rápido pero no veía como muy apresurado al personal. Es otro ritmo, hablando con el oculista de la parienta nos decía que incluso a veces la gente de esta ciudad son demasiado pasotas. Pues en lo de vivir bien no pasan, porque sale un día bueno y todos a la calle, a relajarse y disfrutar aunque sea retratando las olas.

Niños, padres, abuelos, sentaditos tranquilamente disfrutando del panorama.

Incluso ahí los tienes pescando sobre una roca sin inmutarse. Llego a hacer yo eso y tendríamos un caso clarísimo de transferencia de estrés, malísimo para la salud. El estrés de estar sobre las rocas se transferiría a mi parienta, que en cuanto me pillase me iba a dar tortas hasta en el carnet de identidad lo que, evidentemente, es malísimo para mi salud.

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