Hoy es 11-11 y ¿qué pasaba el 11-11 de hace cuatro años? Anda, si estamos de cuarto aniversario… pues tras cuatro años de publicar una o dos entradas diarias sin parar más que por cuestiones matrimoniales, creo que es un momento perfecto para hacer una parada en el camino y descansar un rato. Han sido 2.139 entradas publicadas con casi 7.500 fotos y la cabeza me va pidiendo variar un poco, también tengo ganas de dejar la cámara quieta una época y noto como las entradas iban saliendo pero no como yo querÃa, contaba historias pero no como me hubiera gustado asà que aprovecho el invierno para hibernar una temporada y ya volveremos cuando el cuerpo vuelva a pedir hablar sobre experimentos fotográficos en medio de un hayedo:
O cuando vea una vaca más lista que la de Milka, que si aprieta el sol se pone a la sombra para no acalorarse.
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El castillo del Rey (II)
Segunda y última entrada que le dedico al Castillo del Rey en San Vicente de la Barquera, el otro dÃa mostraba el exterior y las dos salas de exposiciones, hoy vamos con unas cuántas vistas exteriores. Desde la parte de atrás podréis ver en lo alto la Iglesia de Santa MarÃa de los Angeles, aquella del suelo lleno de tumbas, la capilla de los Corro, el inquisidor yacente y el ángel remero.
Llegamos a la torre. ¿Se podrá subir arriba…?
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Comiendo en la playa
De veras que veo en Francia un montón de cosas que me recuerdan cantidad a Portugal y muy poco a España. El aspecto de algunas ciudades con sus calles adoquinadas, los paseos marÃtimos en pueblos costeros, la gente echándose la siesta en los coches, la educación del personal en los chiringos (que ni gritan ni levantan la voz como se hace aquà habitualmente) y en Hendaya otro clásico luso: me bajo con la mesita a la playa y como allà mismo tan ricamente como un señor.
Ni toalla en la arena ni leches: mesita, sillas playeras, mantel, botella de vino en la arena, aire puro, brisa marina, buenas vistas… como en el mejor restaurante. Con lo que me gusta a mi lo de los picnics me parece que les voy a copiar el sistema. Luego reclinas la silla, te echas la siesta y el mundo hasta acaba pareciendo un lugar agradable para vivir.
A la Vega de Liordes (III)
Allà estaba yo tras trabajosa subida. Costar, costó llegar, pero se estaba de vicio. Vistas preciosas, paisaje fotogénico lo vieras por donde lo vieras, aire puro, ¿qué más se puede pedir? De momento todo era perfecto, hasta que de cháchara con los tres montañeros con los que compartÃa ruta me dijeron que de aquà se sale por el Collado Remoña. Por la parte superior izquierda de la foto. Y no subiendo por la lengua de hierba, que va, se sube por las piedras del centro de la imagen. Ay madre… yo pensé que habÃa cubierto el cupo de ascensiones con las dos horas anteriores pero se ve que no. Si queréis algo para tener una referencia del tamaño del monte, abajo a la derecha (un centÃmetro por encima de la «r» del cartelito con el nombre del blog) se ve en pequeñito, muy en pequeñito, el casetón de Liordes. Sólo sé que menuda subidita, pero la bajada que venÃa a continuación aún fue peor…
Pues eso, que por la Vega de Liordes andaba. Aquello son unas antiguas minas y se nota. Además de construcciones derruidas te puedes encontrar los restos de una vagoneta minera. Si llega a estar en algún lugar accesible por carretera ya se habrÃan encargado de llevársela hace años los de la fragoneta.
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La ermita de San Antonio
Después de darnos una vuelta por la playa de Cuevas del Mar enfilamos una senda que parte desde el único chiringuito playero que hay. Fuimos subiendo hasta llegar en un cuarto de hora a un banco de madera justo frente a esta casa. ¿Veis aquello que hay sobre el horizonte? Eso es la ermita de San Antonio.
Para llegar toca cruzar ese prado, que será particular pero tienen un paso perfectamente señalizado.
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Apariciones en Garabandal (II)
Desde el pueblo de San Sebastián de Garabandal subimos hacia el área llamada «Los Pinos». La subidita se las trae, suerte que es corta.
Casi llegando aparece un monolito con la imagen de un paisano que parece ser San Pio de Pietrelcina. En esa placa dice «para la tierra serÃa más fácil existir sin el sol que sin el sagrado sacrificio de la misa». Di que sà campeón, como se apague mañana el sol verás lo que duramos por mucha misa que se haga.
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Otra de los Ojos del Diablo (III)
Hoy vamos a liquidar otra serie de entradas, la de la segunda visita a los Ojos del Diablo. HabÃa subido ya al Monte Candina, visto los dos ojos, papeado entre buitres, me quedé sin subir al Monte Solpico por la niebla pero justo al bajar habÃa una cima que me estaba tentando, aquella que mostré en la segunda entrada con varias personas justo en lo más alto.
Pues nada, ancha es Castilla asà que allá vamos. Espero no tropezarme con esas que están pastando en la ladera.
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Más chismes oxidados
Por todos lados. Están por todos lados. Empezamos bien en el paseo marÃtimo de Zarauz, pero fue llegar a la esquina de la playa y aparece de sopetón la tÃpica escultura de hierro oxidado, enorme y fea.
Pero qué mal mirar tienen estas cosas… raras, bastas, con razón les acabo cogiendo manÃa. Por no hablar de cómo dejan el suelo nada que caigan cuatro gotas, que están quedando finas las baldosas. ¡¡¡Aaaayyyyy, no puedo con ellaaaaassss!!!
El indignado de Cantabria
Mientras se disputaba el Mundial de Vela, uno de esos dÃas que andaba dando una vuelta por los alrededores del muelle de Gamazo y Reina Victoria veo una furgoneta llena de carteles con una bandera del toro en lo alto. Vamos, vamos, fijo que esto es carnaza para el blog.
Jodó… otra cosa no sé, pero carteles y letras para leer hay una jartá. Y el coche de delante también está empapelado por el estilo.
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El nuevo aspecto del blog
Aunque supongo que ya lo habréis notado, ayer aproveché un rato libre para cambiar la plantilla del blog. El diseño anterior tenÃa un montón de tiempo, la plantilla habÃan dejado de mantenerla y actualizarla hace año y medio, el señor Google llevaba meses dándome la lata porque no estaba adaptada para dispositivos móviles y ya de paso habÃa ganas de aumentar un poco el tamaño de la letra porque llegadas ciertas edades aquellas letrujas enanas acaban por hacerse odiosas, asà que… bienvenidos al renovado «Vamos a Cantabria».
Se mantiene el fondo blanco, el mismo aspecto limpito, tamaño de letra mayor, ahora hay unas diez cabeceras que irán rotando aleatoriamente, las imágenes antiguas se mantienen del mismo tamaño aunque para las entradas que haga a partir de hoy aumentarán un poco. Para no saturar tanto la página principal, las entradas que tengan muchas fotos mostrarán sólo las dos primeras y un «Leer más» donde os toca pinchar para verlas todas. El resto sigue exactamente igual, a ver si aguanta otros cuatro años más.