Vamos a seguir liquidando entradas de esas que hago en dos partes, publico la primera y me olvido la segunda. Hoy, los salones del palacio de la Magdalena. En la primera mostraba un par de estancias y ahora vamos a por otras dos. Este es un salón blanquito muy majo, muy fino, en el que iban a ofrecer una merienda a base de chocolate con pastas antes de un concierto. Manda caray, qué bien se lo montan algunos.
Y éste es el salón más regio de todos los que he visto. Es más, aquà se celebran bodas civiles ante la solemnidad de la chimenea, las maderas, la mesa maciza, los muebles de época y las tremendas escaleras que se ven en la siguiente foto. Por la disposición de las sillas y las cuatro frente a la mesa me imagino que estaban listas para celebrar alguna.
Como curiosidad, éste salón fue el backstage en el desfile de Lucio Herrezuelo al que asistà hace un montón de tiempo. Fijaros en las escaleras, los techos, las maderas, e incluso el cuadro que se ve en la pared.
Foto ampliada del cuadro, por supuesto. Creo que los que se sostienen sobre dos piernas eran los hijos del rey Alfonso XIII, aunque no lo podrÃa confirmar.
Al piso superior generalmente no se puede subir, hay una cinta bloqueando el paso en las escaleras, pero por una buena causa buscamos un apaño que permita mostrar otro tremendo retrato que allà se puede contemplar. Lienzo de unos dos metros de alto, y no me preguntéis quienes son porque aunque lo busqué, no conseguà averiguarlo.
Asà que ya sabéis, si alguien puede identificar a la señora de la corona y a la niña que se peina como yo, agradecidos le quedamos si consigue hacer luz en nuestra ignorancia…
Y bueno, para acabar un comentario respecto al blog. Debido a circunstancias ajenas a mi voluntad (falso), durante un par de mesecitos voy a restringir el número de entradas a una diaria para descansar la cabeza (no sé de qué), reciclar neuronas (mas bien «la» neurona) y poder dedicarle tiempo a otro tema que me va a traer ligeramente liado hasta primero de julio, con viaje al extranjero incluido. A partir de ahà espero volver a las andadas como es costumbre. Como mi palabra es de fiar lo que el famoso billete de treinta euros sabe dios si seré capaz de cumplirla, pero bueno, avisados estáis.
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