Vamos a finiquitar hoy el seguimiento a los pasos de San Roque por la ciudad, que van desde su ex-capilla hasta la estatua que le han dedicado. Hay una tercera parte porque si subimos un poquito más desde el lugar donde está la estatua nos encontraremos con una iglesia bastante más moderna (fue construida en 1944).
Es la iglesia de San Roque, claro, como atestigua un mosaico que hay sobre la entrada. Anda, ¿qué será eso que hay sobre la imagen del santo?
Vaya, vaya, ni más ni menos que un águila del tÃo Paco, mira dónde han ido a dejarla. Pues que se ande con cuidado el pollo, tal y cómo están las cosas cualquier dÃa lo deshaucian.
La iglesia está frente a un parque y allà mismo habÃa un pequeño auditorio semiesférico que ya puestos y estando aquÃ, vamos a sacarle una foto.
El auditorio tiene una placa con dedicatoria a «Los Carabelas», que ni idea de quienes eran. Rebuscando un poco resultó ser un trÃo musical santanderino fundado en 1956, hicieron carrera fundamentalmente cantando en los hoteles Hilton. Tienen su propia web y allà se puede ver la biografÃa completa, fotos, recortes de prensa, etc.
No es mi música preferida (ni de lejos) pero alguien tendrÃa que hablar con Gayoso de la TVG porque en el «Luar» seguro que arrasaban gracias a ese estilo tan de «Apagha o candil marica chus-chus«.
Al lado del auditorio hay una estatua dedicada al tenor Antonio Vela. Otro del que no tenÃa ni la más remota idea, otro del que buscar información en internet.
Este era un cantante de ópera nacido en Cantabria que debió ser el equivalente a Plácido Domingo a mediados del siglo pasado, llegando a actuar con Renata Tebaldi o MarÃa Callas en la Scala de Milán. Madre mÃa, cuánto arte, cuanta belleza junta en el mismo sitio, vámonos con viento fresco antes que me de un sÃndrome de Sthendal y me quede medio tonto (el otro medio que falta, claro).
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