Castro Urdiales desde lo alto

Aprovechando que la parienta se me había pirado a la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid y me había dejado «de Rodríguez», ¿qué haría un hombre normal y corriente en ese caso? Pues yo debo estar más emparentado con los botijos o con las cabras porque lo primero que me vino a la cabeza fue irme al quinto pino de arriba, un monte puro y pelao cerquita de Castro Urdiales. Las veces que había pasado por allí me había fijado en una estatua grandota en lo alto de una montañita. Si hay estatua es que se puede llegar y si se puede llegar es porque algo habrá, así que allá vamos.

Quien me mandaría… hasta aquí llegué con el coche y veo un cartelote que indica «Ermita». Las ermitas suelen estar en lo alto y tener buenas vistas así que vamos por el buen camino. Por cierto, justo en este punto saqué la cámara de la bolsa para sacar la foto y con ella se fue volando mi compacta en el incidente aquí descrito.
Cartel hacia la ermita
Claro que el caminito indicado por el cartel se las traía. Nada en llano, nada sencillo, todo para arriba y que sea lo que dios quiera.
Subida a la ermita de la virgen
Pensamiento a partir del minuto uno: ¿pero quien me mandaría venir por aquí…? Subía el camino, y subía, subía, subía y seguía subiendo. Cuando por fin llegabas a lo alto de una subida adivinad qué aparecía después… efectivamente, ¡otra subida!
Subida bien empinada
Por suerte no hay mal ni cuesta arriba que cien años dure. Una media hora después acabé llegando a la ermita y no falla, en todo lo alto y con buenas vistas. Cerrada, por supuesto, porque ya no encuentras una ermita o iglesia aislada abierta ni por asomo. Es una pequeña base con una terraza en el primer piso, una columna y en lo alto una estatua de la virgen.
Ermita de la Virgen
¿Y las vistas? Mar, montes y Castro Urdiales allá abajo, con su inconfundible iglesia y el faro-castillo todo-en-uno.
Vista de Castro Urdiales
Por el otro lado, un ejemplo de eso que siempre me han comentado: que en las épocas buenas en Castro Urdiales se les fue la mano un poquito urbanizando. Así ahora está la justicia detrás del tema porque me parece que allá donde hay mucha construcción, recalificación y movimiento de pasta, la gente honrada se puede contar con los dedos de una oreja.
Construcción en Castro Urdiales
Sin embargo no eran las vistas lo mejor del lugar. Lo mejor, sin duda, fue la compañía. Verlo vosotros mismos, aquí las tenéis preguntándose qué coño hará aquí el tío este de poco pelo a estas horas, con este frío y con ese cacharro negro en las manos.

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