Bueno, aquà no, en Portugalete que fue donde vi estas escaleras mecánicas puestas en plena calle para que la gente salvara el desnivel sin cansarse. Acostumbrado a subir a pinrel las interminables cuestas de Vigo y no habiendo visto trastos de estos más que dentro del Corte Inglés u otros establecimientos comerciales, encontrárselas de golpe al girar una esquina fue una sorpresa de esas que te hacen exclamar «coño, cuánta pasta debe tener este ayuntamiento».
Y con esto y un bizcocho, vamos a despedir durante una época la entrada de la noche. Mucho decir que sólo voy a poner una cada dÃa pero llevaba más de dos semanas instalado de nuevo en las dos diarias. Esto no puede ser, que os malacostumbro. Dentro de unos dÃas empiezo a ver la acumulación de historias pendientes y vuelta a las andadas, como si lo viera…
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