Por explorar, uno de estos dÃas atrás me acerqué de nuevo a la cascada del Asón y, ya que estábamos allÃ, prolongamos la excursión hasta el Portillo de La Sia primero y el puerto de Lunada después. SubÃa en dirección a la cumbre del Portillo cuando al girar una curva ¡leches! ¿Qué es eso? Parece el consejo de administración de un conocido banco dando cuenta de un pobre hipotecado…
Aquà se pueden ver nueve buitres. Haber, habÃa más, pero al ver aparecer el coche se escaparon la mitad. Al asomar yo echaron a volar todos menos tres, los que debÃan estar más hambrientos porque no sabÃan si irse a lo seguro o quedarse donde la comida. Menos mal que no sabÃan contar, porque si llegan a darse cuenta que veinte buitres son más que una sola persona a lo mejor tenÃamos un problema. Claro que como se pongan tontos empiezo a cantar y puede pasarles como a los marcianos en «Mars attacks».
Insisto, habÃa una barbaridad de buitres. Se fueron volando pero no desaparecieron, aquà tenéis foto del valle y si os fijáis se ven revoloteando. En la foto ampliada pude contar unos veinte.
Antes de mi aparición estaban en el arcén dando cuenta de los restos de un burro, que yacÃa inerme, exangüe y medio despellejado. Me acerqué pero el perfume puedo aseguraros que hace echar de menos hasta el tufo a sobaquina mañanera del autobús.
Antes de irme eché una ojeada final y no se habÃan ido, no… estaban a la espera como en las pelÃculas para volver a la faena en cuanto yo me hubiera ido. Unos metros más arriba, a contraluz, uno de ellos me observaba.
Un poco más lejos, otra pareja estaban a lo mismo: desear con todas sus fuerzas que me largase de una vez. Para mi, que como ya sabéis me encanta el bicherÃo, fue un verdadero alucine. Sólo un par de veces anteriormente habÃa visto buitres y bastante lejos, tenerlos a diez metros de distancia era increÃble.
Ahora ya sé que si algún dÃa quiero verlos más de cerca e hincharme a sacarles fotos, es tan fácil como llevarme un burro muerto al Portillo de La Sia, me escondo entre las rocas y hale, a esperar.
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