Además de la vista más vista de Castro Urdiales, la más tÃpica y que me imagino retratará y recordará casi todo el mundo, la lÃnea de edificios que da al mar es bastante bonita, con edificios normales y otros más monumentales o más señoriales insertados en el medio, como éste de las torrecitas tipo Exin Castillos.
Claro que al ser un lugar muy turÃstico ya se sabe lo que pasa en estas zonas, una cosa es lo que se ve y luego lo de detrás, que han aprovechado hasta el último metro cuadrado, sea llano o de montaña para edificar y llenarlo todo de edificios y «chaletes adobados». En estos pueblos vive mucha gente procedente de Euskadi, aprovechando que están muy cerca y los precios de la vivienda eran notablemente inferiores. Aunque bueno, según mi baremo estamos hablando de precios entre la «salvajada» y la «casi salvajada».
Como en toda España, gracias a la impagable labor de concejales recalificadores, especuladores del suelo, intermediarios varios, constructores con ganas de forrarse y bancos que concedÃan hipotecas de lo que quisieras sólo con presentar una recarga del bonobús (la famosa «burbuja hipotecaria»), los precios de la vivienda en Cantabria estaban infladÃsimos. Al llegar se me ocurrió sondear un poco el panorama y me quedé asustado. En los pueblos hacia el interior menos, pero en los pueblos cercanos a la costa piden unas barbaridades que más de una vez he pensado si el personal sabe en qué mundo vivimos, cómo están las cosas o que aquello de «la vivienda nunca baja» era una trola como un piano. Asà que yo tranquilo, el precio medio de la vivienda baja cada año más de lo que me gasto en alquiler con lo cual me sale rentable esperar y en cuanto se lleguen a unos valores medianamente normales, me lo volveré a pensar.
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