Hay una estatua en una especie de rotonda en el paseo del Sardinero que siempre me llamó la atención. No porque sea espectacular o especialmente interesante, sino porque carece de todo tipo identificación o explicación, no se parece a nada habitual y ya se sabe lo que pasa: cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo, cuando uno se aburre empieza a darle vueltas a la cabeza a ver qué puede ser. ¿Un caracol? ¿Un culo? ¿Un champiñón tumbado como decÃa la parienta?
Tuvo que ser finalmente el Diario Montañés quien nos diera la pista. Esta escultura se llama «Desarrollo», es una obra de JoaquÃn Fernández Palazuelos y lleva en ese lugar más de cincuenta años.
Según el artÃculo «se trata de una figura abstracta labrada en piedra, de unos noventa centÃmetros de diámetro, concebida, según el propio autor, con el propósito de dejar en libertad las energÃas existentes en el origen». Hombre claro, visto asà ya se entiende todo. Lo de las energÃas se pilla fácil, lo complicado era relacionarlo con el origen pero al ser de noventa centÃmetros y abstracta al final todo se enlaza y coincide. No sé porqué pero me parece que una sensación similar la he vivido antes…