El pasado fin de semana era el DÃa de los Museos, sábado y domingo se podÃa entrar gratuitamente a todos los museos de Cantabria asà que dado que la parienta no habÃa visto el acuario del Museo MarÃtimo del Cantábrico (MMC) allá nos fuimos con claras intenciones visitatorias. Contando que la entrada son ocho euros, ocho por dos son dieciséis euritos que siempre viene bien ahorrarse (soy una rata, lo sé).
A las doce de la mañana entrábamos por la calle del Palacio de Festivales. Muchos más coches de lo habitual se veÃan y aquello me empezó a oler mal. Cuando llegamos delante del MMC ¡madre mÃa! Cienes y cienes de coches, montones de personas y una cola enorme para entrar. ¿Pero qué súbito arrebato cultural le ha dado hoy a todos los santanderinos…?
Media vuelta, nos fuimos a comer tranquilamente, cafecito como está mandado y a las cuatro menos un poquito entrábamos por la puerta principal sin esperar lo más mÃnimo. Dentro tuvimos que aguardar diez minutos para entrar al acuario, y menos mal que ponernos a la cola fue lo primero que hicimos porque diez minutos después teniamos detrás unas cincuenta personas esperando también para ir a ver pececitos. Y los vimos, los vimos, alucinamos con los tiburones, los meros, las morenas, las rayas, los rodaballos y todos los demás.
Lo mejor de todo es que permitÃan sacar fotos incluso en la sala donde están los esqueletos de las ballenas, cosa que habitualmente (y mal que me pese) no se puede. Pues venga, foto del esqueleto de rorcual común de 24 metros de largo que apareció varado en la segunda playa del Sardinero allá por 1898.
¿Qué no me cabe? Pues venga función panorámica de la cámara del móvil y lo hacemos caber, tanto el rorcual como el cachalote y la ballena picuda que tiene a los lados. No será una fotaza, y con toda esa gente movida mucho menos, pero que sirva por lo menos para ver el asunto de los esqueletos colgados.
Vuelta por una sala, vuelta por la otra, visita a la terraza y como no, a la búsqueda de carnaza que mostrar aquÃ. Pasages arriba, Pasajes abajo, mi afamada teorÃa del 50%: si no sé cómo se escribe algo, poniendo uno de cada manera por lo menos la mitad siempre acierto.
Cuando salimos habÃa una cola enorme de gente esperando para entrar. Empezaba en la puerta del Museo, giraba la esquina y continuaba un buen rato más. Aproximadamente unos cien metros de larga. Quizá deberÃan plantearse los responsables del Museo que si toda esta gente quiere ir a verlo y se esperan al dÃa que es gratis porque cuesta ocho euros, a lo mejor bajando los precios a tres euritos acababan teniendo más visitantes anuales de los que tienen ahora. Es una idea, ¿eh?
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