En el periódico han ido saliendo últimamente noticias sobre la tala masiva de hayas en el Saja-Besaya, mi hayedo de cabecera. Por si fuera poco a los vecinos les prohiben recoger leña caÃda en el bosque y si la quieren, a pagar por ella. Qué raro, cómo no, los de siempre jorobando al personal y haciéndoles pasar por caja a la mas mÃnima ocasión.
Ya que andaba por la zona aproveché para echar una ojeada. Aparqué al lado del Monumento de Ocejo y sigue el hombre igual de hecho polvo aunque esta vez por lo menos le han quitado la botella de la boca.
Botella no tendrÃa pero en la cruz de la parte superior habÃan añadido otra por las hayas caÃdas por España, por la patria y porque a la hora de sacar pasta todo vale.
La bajada, que otros años era un camino de tierra cubierto por un manto de hojas caÃdas, estaba hecho una verdadera porquerÃa. Un barrizal asqueroso como prueba del paso habitual de maquinaria pesada por ahÃ.
HabÃa un montón de árboles marcados con spray fosforito, tanto con números como con letras.
No sé si esto quiere decir algo o es que el hijo del Zorro se pasó por aquà para hacer sus prácticas de caligrafÃa, lo cierto es que habÃa un montón de hayas con la zeta en la corteza.
Seguimos bajando y un poco más abajo empieza la escabechina. Montones de árboles cortados y tumbados.
Pero no uno ni dos ni tres, una porrada. Dicen que hasta enero cortarán unos tres mil. Pues no sé cuántos árboles tendrá el hayedo, pero quitar tres mil me parece una pasada y más contando lo que tardan en volver a crecer.
Más y más y más… es decir, menos, menos y menos árboles. A este pobre le ha tocado la loterÃa y sin haber jugado.
Asà caÃdo parecÃa una araña gigante acechándome. Yo por si acaso no me acerco, que una vez vista alguna primera peli de «miedo en el bosque» aprendes a no fiarte ni de un árbol por muy caÃdo que esté.
Ya véis lo que hay. Espero que sepan lo que hacen y no destrocen completamente una de las zonas más bonitas del interior de Cantabria porque con la cantidad de turistillas que pasan por allà los fines de semana, como se cepillen todos los árboles a ver de qué viven cuando el número de visitantes tienda a cero.
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