SuponÃa en su dÃa, tras el fracaso en mi primer intento de retratar un avión en el momento justo del aterrizaje, que la cosa serÃa pan comido en la segunda ocasión. Una visita más al aeropuerto y listos. Sabiendo que a las doce de cada dÃa llega un Airbus de Ryanair, con mi cámara fui a situarme prácticamente a unos diez metros de donde empieza la pista de aterrizaje con la sana intención de a)sobrevivir al paso del avión y b)si se conseguÃa el paso anterior, fotografiarlo para la posteridad. Llegaron las doce. Puntualmente, al fondo apareció un punto luminoso:
Un punto que se fue acercando más y más, mientras yo disfrutaba como un enano pensando lo fácil que iba a ser esta vez.
Aquà llegaba, conmigo situado justo debajo, me iba a pasar por encima a menos de cien metros…
Pero mira tú qué cosas, fue tal el espectáculo, fue ver el pedazo artefacto ese pasarte por encima rugiendo como un condenado que me quedé como el rey pasmado, con la boca abierta viendo alelado al trasto volador y olvidándome que tenÃa una cámara en la mano… madre mÃa, qué cosa mas inútil como fotógrafo estoy hecho.
Lamentando la ocasión perdida me fui andando hacia el coche y en esto que oigo la llegada de otro avión, cosa rara porque no suele ser habitual y confirmado porque era de una aerolÃnea escasamente conocida. Dado que no me iba a dar tiempo a volver a la posición anterior decidà sacarlo a través de la valla del aeropuerto. Enfoco, voy siguiendo el avión, medio microsegundo antes de apretar el disparador tropieza la punta del objetivo con la valla y ¡huy! adiós encuadre.
Definitivamente, cuando no es tu dÃa, no es tu dÃa…
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