Como desde el óbito de mi querido Ford Focus uno ha quedado reducido al nivel de peatón y me resisto duramente a abandonar tal condición tras comprobar el repunte de la economÃa familiar una vez eliminados gastos de gasoil, revisiones, cambios de aceite, reparaciones, seguro, impuestos, cambios de ruedas y no sé cuántas cosas más, para favorecer la movilidad personal he tenido que adentrarme en el proceloso mundo de los transportes públicos. Lo que más me interesa es poder acercarme al centro de Santander. Por donde yo vivo tan sólo pasa un autobús en esa dirección y a unos horarios un tanto desconcertantes. La estación de tren más cercana me queda relativamente lejos (cuarenta minutos andando). Una pena porque hay mayor frecuencia de viajes y me hacÃa ilusión eso de andar de acá para allá en el trenecito de Feve. Asà que todo es acostumbrarse, apuntarse a la moda del downshifting y a ir en el autobús se ha dicho. Aquà quede para la posteridad la imagen de los primeros billetes de ida y vuelta que pagué.
Investigando me enteré que te puedes comprar una tarjeta de transportes. Cuesta 1,50 euros, es anaranjada y la puedes recargar de euros para que los viajes te salgan más baratos.
Pensé que el asunto serÃa como una tarjeta-monedero como la que usaba con los autobuses vigueses. La recargas con el dinero que quieras y vas gastándolo según hagas viajes. Pues no, aquà la cosa se complica pero bien. Dentro de la tarjeta hay tres «monederos» independientes. Hay varios sistemas de transporte: los buses urbanos (TUS), los buses interurbanos, el tren FEVE, las barcas que cruzan la bahÃa (Pedreñeras) y los autobuses ALSA. Pues bien, puedes recargar los tres monederos de tu tarjeta con pasta para tres de estas cinco opciones de transporte. Esos monederos son independientes, si te quedas sin saldo en el de una empresa ya puedes tener un millón de euros en el de otra que no te sirve para nada. Si quieres usar un cuarto medio de transporte, pues mira, o te compras otra tarjeta y la recargas o te jodes… En el folleto de la tarjeta lo explican bastante bien, y como sistema de pago me parece una forma bastante original de putear al usuario, claro que peor es nada…
Y para finalizar, en las estaciones de autobuses hay maquinitas donde acercas tu tarjeta y te dice no sólo el saldo sino los movimientos habidos y por haber. Manda caray, qué bien organizadito, lástima de la tonterÃas eso de los tres monederos sino serÃa perfecto.
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