En Heras, a unos kilómetros de Santander, hay una torre defensiva de esas que se estilaban allá por el siglo XVI. Ojo que estamos hablando de un edificio del año mil quinientos y pico, edificios que a pesar de tener encima más de cuatrocientos años siguen en pie. Evidentemente es el edificio más viejo del barrio y de Heras. Desde lejos se ve robusta y señorial.
La torre tiene forma cúbica y es bastante sobria. El dÃa que me acerqué por allà estaba cerrada y nada en los alrededores hace suponer que sea visitable.
La puerta cerrada a cal y canto. Sólida, sÃ, pero con los bajos parcheados en los que asoma una mala hierba. La impresión es que ésta es otra de tantas edificaciones que se ha venido a menos. En la pared a la derecha el número diez que fue y a la izquierda el número ocho que es.
Con la vista lateral viene de regalo un sorpresón. Menudo adosado que le han añadido por detrás respetando totalmente el estilo… de los años sesenta.
Y sobre la ventana que hay en mitad de la fachada nos encontramos el escudo de los Alvarado. Flores de lis, el mar junto con ¡dos cabezas encadenadas! Tras el escudo un caballero medieval blandiendo su espada. Me pregunto qué criterios seguirÃan a la hora de escoger los elementos que componen el escudo de armas, si dependerá de la historia de tu familia, de los elementos heráldicos que más te llenen el ojo o de lo que se lleve ese año en escuditos.
El escudo heráldico de mi parienta creo que tendrÃa forma de armario y estarÃa dividido en cuatro partes con los siguientes elementos: un vestido, tres perchas, el logotipo de Carolina Herrera y la Visa, todo el conjunto pintado de rosa que este año se lleva mucho. Mi escudo heráldico tendrÃa esculpido un chuletón, un besugo, una botella de cerveza y un corbata de Unquera. En las pastelerÃas de Cantabria habrÃa reproducciones comestibles para deleite del pueblo. Menos mal que no nacimos en el siglo XVI o serÃamos la risa de todos los señores feudales del mundo.