Por cuestiones de la parienta, esta semana me ha tocado ir a la inauguración en Santander de la nueva tienda de Teria Yabar en una de las calles comerciales cerca del Ayuntamiento. Tienda bonita, elegante, con ropa de calidad, una buena noticia para el comercio santanderino. Y para celebrar su primer dÃa hicieron un evento en plena calle que reunió bastante gente, fijaros qué cantidad de personal andaba por allÃ.
Bebidas, pinchos, un quinteto alegrando la fiesta con su música mientras la gente charlaba animadamente.
Bebercio, y bebercio de calidad, que el par de copitas de champán que me tomé estaban de miedo. El Moet Chandon es lo que tiene…
Y pinchos, ¡qué pinchos! Ya no sólo es lo bien que sabÃan, si no lo que me reà a cuenta de ellos. Cerca de la puerta se aposentaron unas señoras de edad respetable, que dudo mucho tuvieran nada que ver con la moda o con la marca y más bien me parecÃan profesionales de los eventos, esas señoras que acuden donde sea siempre y cuando haya comida y bebida gratis. Desde su posición estratégica, tan pronto aparecÃa una bandeja por la puerta se lanzaban al ataque como una manada de lobas y a la pobre camarera le llovÃan los brazos por todos lados. Cuando la pobre se querÃa dar cuenta sólo quedaban los restos en la bandeja, y aquellas a quien originariamente iban destinados los pinchos se quedaban con las ganas.
Esta faena se repetÃa una y otra vez, incluso una persona que tenÃamos al lado nos comentó que una de las señoras debÃa ir por los catorce pinchos y en todo el evento no la habÃan visto nunca con las manos vacÃas. Al paso que va la cosa, llegará el dÃa que haya que mandar a las camareras con un guardia de seguridad detrás.