En Lanzarote he podido comprobar que el virus de las esculturas oxidadas no es privativo de la penÃnsula, también ha llegado a las islas. Recién llegados fuimos a echar una ojeada al paseo marÃtimo de Puerto del Carmen. ¿Cómo era la primera escultura que nos topamos? Hierro. Oxido. Fea. Muy fea. Y mala de entender. No lleva farola incorporada, estaba detrás aunque engaña por el ángulo en que saqué la foto. Claro que después empezamos a ver cosas de César Manrique y similares que casi hacen bonita a esta…