Siempre se ha dicho que los cisnes tienen muy mala leche. Nunca habÃa tenido ningún problema con seres de esa especie, probablemente porque cuando me ven aparecer dirán algo asà como «coño, qué tÃo más feo, vámonos de aquà no vaya a ser que la sea contagioso y nos convierta en patitos feos otra vez». Pero claro, para todo hay una primera vez. En mi caso en Limpias, mientras retrataba un poste-columna al lado del ayuntamiento.
Columna con su placa correspondiente que acreditaba como Carlos V también pasó por allÃ. Este y el Apóstol Santiago debÃan ser parientes porque se pasaban la vida de paseo por el mundo adelante.
A la faena estaba cuando me avisa la parienta que tengo visita por la retaguardia. El elemento este venÃa flotando sigilosamente en mi dirección con ideas que distaban bastante de la amistad entre los pueblos y la solidaridad hombre-cisne.
Me miraba raro el jodÃo, donde yo iba él se venÃa detrás, cambié de dirección y cambió también, di un rodeo y desde el agua se iba reorientando hasta que pasé delante de una rampa y salió del agua envalentonado. ¿Conque esas tenemos? Mira bicho que como te pongas tonto te suelto un «Hermano cisne, ¿tiene un momento para la palabra del señor?» que te dejo tonto, asà que tú sabrás.
P.D. Acabé huyendo yo…