Para quien no conozca la zona, en la costa entre Santander y Torrelavega hay un estuario (el del Pas) acabado en un Parque Natural de Dunas: las de Liencres. Cuando hice la panorámica del Abra del Pas ya se veÃa al fondo, tras todo el arbolado de la parte derecha. Ese arbolado también es parte del Parque Natural, una vez que empiezas a bajar hacia la playa entras en un pinar que no parece tener fin.
Pero montones y montones de pinos, una densidad de árboles tal que no puedes ver a través del bosque.
Pinos, pinos y más pinos, altos, grandotes y en una cantidad imposible de contar por lo menos para todos aquellos que a partir de tres automáticamente ya los pasamos a la amplia categorÃa «muchos».
Una vez finalizado el pinar se llega a un aparcamiento a pie de playa. El dÃa que nos pasamos por allà aquello parecÃa una romerÃa a pesar de estar el tiempo algo revuelto. Uniendo que a los cántabros les gusta pasear y que éste es el arenal más grande en esta zona, el resultado era bastante gente caminando y otros tantos paseando sus perros.
Aún se veÃan huellas de temporales pasados, como por ejemplo la cantidad de maderas y troncos que habÃan quedado allà donde llegó el oleaje. Troncos de un tamañito que con uno se calienta una familia el invierno entero, a lo mejor es buen negocio irse con el tractor a la playa tras un temporal, retirar toda la madera que llega gratis y venderla una vez seca. A ver en cuantos negocios llega la materia prima a coste cero.
En la zona de dunas también se veÃa cómo la arena habÃa cambiado de ubicación, casi enterrando palitroques que de otra forma sobresaldrÃan más. Véase cómo han ido quedando varios palotes de las mismas dimensiones. Al de la derecha probablemente le queden pocos dÃas para dejar de ver la luz del sol.
Una vez recorrida la playa por la banda que da al mar hicimos el recorrido inverso por la parte que da a la desembocadura del Pas mientras empezaba a subir la marea y el agua iba invadiendo la arena. Para que tengáis una referencia de las dimensiones de la playa, en el centro, al fondo del agua se ve un punto negro minúsculo. Eso era un hombre que jugaba con su perro.
Dunas y dunas, con plantas en la parte superior que le dan ese aspecto tan caracterÃstico, igual que en Somo.
Entretenidos estábamos haciendo kilómetros sobre la arena, deporte bueno, bonito y barato donde los haya. El dÃa, aguantando de maravilla. Sol pero sin agobiar, luz a raudales para el fotógrafo…
…pero esto es Cantabria, y cuando menos te lo esperas cambia el cuento, los colores del horizonte van variando hacia lo oscuro y el sexto sentido va avisándote con pareados que «si no te quieres mojar, al coche te tienes que acercar».
No nos engañó nada. Un rato después el color del cielo anunciaba claramente la que se aproximaba y dos que yo me sé apuraban para llegar al coche esquivando por suerte la manta de agua que cayó a continuación.
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