Que no lo digo yo, que lo dice el periódico, aquà lo podéis comprobar. No, si al final se pondrá de moda uno de mis entretenimientos, verán que el asunto es negocio y acabarán cobrando entrada a los cementerios, como si lo viera. A partir de ahà me quedaré sin ver tumbas minimalistas, como la de la foto, lápida simple y lisa apoyada en el suelo y para de contar. Mira, llegado el momento hasta me gusta para mi con un simple epitafio grabado encima: «Descanse en paz él, su cámara, las cabras, los paisanos, los azulejos y todo aquello que se le ponÃa por delante».
O una de las cosas que más impactado me dejó, algo que no habÃa visto antes. En el cementerio de Comillas hay una pared toda llena de nichos pequeñitos para niños. Madre mÃa, qué repeluco, qué sensación de mal rollo cuando estaba delante de ésto.