Una situación embarrazosa

Uno es aventurero (eufemismo para describir a un inconsciente) por naturaleza, que le vamos a hacer. Y esas aventuras unas veces salen bien, otras no tanto. Me explico: llevamos un montón de dias de lluvia, con mis perros de un aburrido que no veas y yo otro tanto. Ayer sábado amaneció cubierto pero sin llover, los metí en el coche y directos a la playa de Langre. Para quien no la conozca, es una playa enorme dividida en dos por un saliente del acantilado:
Langre desde Google Maps
Sobre el saliente está el aparcamiento (flecha roja) para la playa pequeña y a la derecha hay un caminito de tierra (flecha amarilla) por el medio de un campo que acaba en una explanada usada como parking. Ese caminito comienza justo desde el cementerio de San Pedro, que viene siendo éste.
Cementerio de San Pedro
Aquí el inicio del camino de tierra, se puede ver que pasa por medio de un prado. Es particular pero lo usa todo el mundo para llegar hasta las escaleras por las que se baja a la playa.
Bajada al aparcamiento I
El caminito dichoso. Bajada en tierra húmeda con hierba a ambos lados. ¿Vosotros meteríais el coche por aquí? No, ¿verdad? Pues yo si. En otras épocas se puede meter sin mayor problema, así que directo me fui. Al llegar abajo y mirar atrás se hizo la luz en mi mente… coño… ¿para volver tengo que ir por ese caminito de barro e hierba deslizante cuesta arriba? Uy, uy, uuuuuyyyy…
Bajada al aparcamiento II
Subo al coche e intento volver. Ni de coña. Las ruedas patinaban que daba gusto, cien veces peor que sobre nieve, mientras repartía barro por toda la carrocería, el prado, el universo y más allá. Me meto por la hierba y peor, derrapaba y no traccionaba, con el ABS saltando cada dos por tres. Solución de emergencia, doy la vuelta al coche e intento subir marcha atrás, cargando todo el peso en las ruedas motrices a ver si así agarraba algo. Un poquitito si, pero en cuanto alcanzaba un tramito en subida, adiós muy buenas, las ruedas giraban pero el coche no avanzaba. Harto de derrapar, opté por rendirme antes que dejar el embrague en el intento. Pues a ver cómo arreglamos, porque aquí una grua no viene y si viene, sería para quedarse atascada conmigo…

Me fui hasta una granja situada a unos quinientos metros donde lo primero que encuentro es un mastín español de lo mas amistoso que se acerca a mi y me planta las patas embarradas en el pecho. Si señor, cuando estamos de suerte lo estamos para todo, menos mal que cuando voy con los perros me llevo un impermeable que luego se limpia en un santiamén. Hablo con la gente de la granja para ver si me pueden ayudar y mucho dirán que los cántabros son secos, pero todo fueron facilidades, amabilísimos, pillaron un tractor sin dudar, me llevaron hasta allá de vuelta y con una cuerda me remolcaron hasta salir totalmente del camino embarrado. Llevaba sólo diez euros cambiados y se los di al currante que me ayudó, lástima no haber llevado algo más para que se tomaran unos cafés o unas copas a mi salud porque menudo alivio.

En fin queridos lectores, a partir de ahora ya sabéis. Viendo una bajada llena de barro e hierba, mejor no os metáis si no hay una granja con tractores cerca. Por si acaso, principalmente. Y no era esto el único problemita por la zona, en la bajada a la playa pequeña, un argayo (desprendimiento) taponaba medio camino. Cosas de las lluvias de estos días, y de lo que vendrá, porque la previsión para esta semana es también de lluvia, lluvia y más lluvia hasta que nos quede cara de sardina.
Desprendimiento en Langre

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