Entre boquiabierto y ojiplático me quedé cuando vi tal obra de arte situada frente al ayuntamiento de Bilbao. Una estructura de hierro oxidado creada por Jorge Oteiza en 1958 con casi ocho metros de altura y dieciséis toneladas de peso bautizada como «Variante ovoide de la desocupación de la esfera».
Menos mal que pone el tÃtulo en el pie, si no sabe dios cómo le llamarÃa el populacho: «Colgador de txapelas», «Cinturón de castidad para giganta» o algo asÃ. Porque vamos, la gran mayorÃa seguro que no se percataba de que aquello era una desocupación ovoide variada. No por nada, simplemente por la falta de costumbre de ver ovoides desvariadas por Bilbao.
Evidentemente, viendo semejante obra busqué algo de información para ver qué representaba. En mala hora tal cosa hice. Fue leerlo y se me quedaron los huevos cuadrados. Aquà podéis verlo, y si conseguÃs llegar al final del texto con la neurona aún activa, enhorabuena, eso es una neurona y no las mÃas.
Qué le vamos a hacer si un servidor es un cateto integral para estos temas, casi mejor me quedo con la versión nocturna del mismo lugar. En ella, el autor de la foto desvela esa negrura como un no espacio donde la energÃa de la noria traza lÃneas curvas en el espacio generando una contradicción luminosa cuya presencia dinámica contribuye a la experiencia material del espectador. Algo que el autor de la fotografÃa definió someramente como «ej que me gustan las lucecicas».
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