Tras una primera aproximación fallida por cuestiones meteorológicas repetà visita a las inmediaciones del Observatorio Astronómico de Cantabria y esta vez hubo suerte porque el tiempo no sólo nos respetó sino que lució el sol en abundancia. Por fin pude fotografiar el edificio con ese perfil tan particular.
También foto a la cúpula, por la parte donde se supone que se abrirán las compuertas y asomará el telescopio.
No hay mucho más que decir si no se puede pasar al interior, que estaba cerrado a cal y canto con los correspondientes carteles de «ojito al que salte la valla porque se la carga seguro». Al lado hay un mirador asà que vamos a echar una ojeada al valle donde está Polientes, esa colección de casas dispersas que se adivina al fondo y un poquito hacia la izquierda.
Lo bueno de este valle es la de bichos que hay. Me llevé mis prismáticos y estuvimos echándole unas ojeadas a los buitres que revoloteaban sobre nuestras cabezas. Aquà se ven once, pero aún habÃa más.
Se supone que este panel indicaba todo lo que se puede ver desde el mirador. Se supone, porque antes que nosotros pasaron otros animalicos de dos patas con ganas de destrozar y ya véis cómo ha quedado.
Mientras caminábamos oÃmos un ruido de avioneta y de unos árboles salió una avioneta disparada, cruzando entre un campo de molinillos eólicos. Ole, con un par, esquivando esas palas de treinta metros de largo (es broma, por la foto parece estar cerca pero en realidad habÃa bastantes metros de distancia).
No lo sabÃa, pero allà hay un aeródromo pequeñito, se puede distinguir la pista como una lÃnea gris horizontal entre todos los árboles. Pues anda que no se han ido a buscar un sitio alejado y solitario para montarlo. Llegado a casa me puse a buscar información y la cosa parece de coña, pero el gobierno cántabro se gastó más de un millón de euros en construirlo, a continuación la Junta de Castilla y León autorizó el parque eólico justo delante y por lo visto no se puede usar el aeródromo. Si es cierto, me parece para mear y no echar gota…