Finiquitaremos por fin el relato de las aventuras subidoras del Pico Tres Mares, que ya tiene narices la cosa, lo facilito que es de subir y dio para cinco entradas. A este ritmo si llego a subir al Everest me habrÃa dado material como para llenar todo un año. Asà que vamos al grano: señores, señoras, este es el Pico Tres Mares del que tanto llevamos hablando.
DecÃa anteriormente que otra cosa no, pero placas e inscripciones habÃa un rato largo. Pues sÃ, aqui vemos otra con un hombre, un caballo y el 2002 grabado. Ni os molestéis en preguntarme qué significa porque no tengo ni la menor idea.
Inscripciones, placas, ¡e incluso unos esquÃs con sus bastones!
Bajo los esquÃs hay una placa en memoria de Adolfo Gutierrez Castañeda, periodista, autor de campañas pro-Reinosa y creo que incluso llegó a ser alcalde de esa ciudad.
Otra placa del Club Alpino Pico Tres Mares, esta entre los rayazos y un tipo de letra bastante rarito se la voy a tener que llevar a mi farmacéutico para que la descifre, que si es capaz de entender la letra de los médicos, leer la placa será pan comido para él.
Al lado del Tres Mares habÃa otro pico más pequeño con una cruz en lo alto. Estaba cantado que tocaba subir allÃ, y más viendo ese caminito marcado en la piedra.
Aquà está, cruz de acero y base de cemento con dos placas atornilladas.
En la placa un recuerdo a Luis Angel López DÃaz, fallecido en accidente laboral. La de debajo es un retrato grabado en el metal.
Desde la cruz se veÃa también el Pico Cuchillón, al sur del Tres Mares. Curiosamente éste último se lleva la fama con sus 2175 metros pero el Cuchillón es más alto, con 2222 metros. Porque nos pillaba vagos y casi en hora de comer, que sino allá nos Ãbamos. Total, parece que con ir como una cabrita saltando alegremente por las crestas llegas en cinco minutos.
Media vuelta y última ojeada al Tres Mares antes de empezar a descender camino del aparcamiento en el que dejamos el coche.
En todo lo alto está el mirador, con una pareja disfrutando de las vistas. Pues nada, los retratamos también para la posteridad.
Nada más, sólo recomendarios que si podéis no os perdáis esta excursión. Se hace perfectamente en una mañana y todo lo que se puede ver merece la pena. Complementado con una visita a un restaurante de reconocido prestigo como El Montero de Soto es ideal para un domingo completito y variado.