A tiro fijo

A veces cuando nos vamos por el mundo adelante con intenciones de pasar el día fuera y comer de restaurante, esto último es un quebradero de cabeza porque no sabes cuál escoger. En unos te meten un clavo y sales con hambre, en otros te cuelan lo que les da la gana, a mi particularmente me da la impresión que ha habido un descenso de la calidad en general en lo que a restaurantes se refiere y comentándolo con más gente también me han contado unas historias para no dormir que se me quitan las ganas de comer en ningún sitio que no sea mi casita.

Total, que si tengo que escoger o bien pido recomendación a algún conocido o te vas al Tripadvisor y venga, a leer opiniones y comentarios para no elegir a ciegas. Cuando fuimos a Santoña andábamos por el centro, eché una ojeada en esa web y en el número uno estába el Bar Quiren que ya es casualidad porque estábamos justo delante y se estaba levantando una pareja de la terraza. Nos sentamos al momento, pedimos unas croquetas de queso azul, anchoas, rabas y un par de raciones de tortilla que parece ser la especialidad de la casa. Moraos, nos pusimos moraos. Todo muy bueno, con las bebidas y el café pagamos veintidós euros. Si es que con los ojos cerrados firmaba ya mismo por comer así y a ese precio todas las veces que salimos a ver mundo.
Bar Quiren de Santoña

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