Hace no mucho me enteré que justo al salir de Cantabria está el faro de San Emeterio. Conocida mi afición a fotografiar faros, lo puse entre los primeritos en la lista de destinos pendientes y tocó este fin de semana pasado, aunque la verdad, si no hubiera ido habrÃa sido casi igual.
Desde un mirador tuve la primera vista del faro. Cambio de objetivo para ampliar un poco más. Faro en costa abrupta rodeado de acantilados, la cosa promete.
Promete… hasta que llegas al portalón de entrada y te lo encuentras cerrado a cal y canto.
Por si acaso te entraran ganas de pasar apelando al «artÃculo 33» (el «porque me da la gana»), lo del perro peligroso ya deja claro que entrar entrarás, pero salir no sé si saldrás.
Total, que sin poder cruzar el portal, sin poder bordear el faro debido al bosque tupido y lleno de tojos que lo rodea, esto es lo máximo que vi. Luego seguimos nuestro camino y tampoco vi cómo fotografiarlo desde la costa cercana… está visto que dentro de poco la única manera será comprarse un dron y retratar faros desde lo alto.