Abro mi programa de catalogar fotos y las primeras que salen son las de principio del año, cuando andaba todo entretenido por los alrededores de Liérganes retratando montañas nevadas. De esto hace ya seis meses y parece que fue ayer, corre el tiempo a una velocidad que no es normal.
La foto anterior la saqué no porque me llamara la atención la nieve, sino por esta pintada en esa pared de hormigón que le desea buenos dÃas a dios sabe quien. Mira qué bien, qué alegrÃa ya de mañana a pesar de las inclemencias meteorológicas.
Al poco llegó la primavera, dÃas con solete pero venteados de modo que donde mejor se está es en lugares como el famoso muro de Isla, sentados en la pasarela al sol y con una buena capa de hormigón detrás para tapar el viento del norte.
Por fin nos encontramos ya entrando en julio, con dÃas de solazo abrasador, ola de calor, playa, playa y más playa. Gente que coge sitio en la arena a las diez de la mañana y a las doce con marea alta se apiñan cientos y cientos de personas. Si te gusta caminar por la orilla hay tanta gente haciendo lo mismo que parece la manifestación del primero de mayo en bañador.
Llegamos al verano, llegamos a la época en que uno dice adiós a las excursiones por el monte (salvo que sea masoquista y quiera asarse vivo), vamos a disfrutar de la playa, desconectar un poco del mundo, tirar de archivo fotográfico y ya puestos, reducir el número de publicaciones de las casi dos diarias a una y voy que chuto, no me vaya a herniar…