Cuando nos vamos a dar una vuelta por el centro de Santander es pasar por la pastelerÃa de Máximo Gómez y siempre me quedo en el escaparate cayéndoseme la baba. Me pude resistir con la oferta de tres roscones por el precio de uno, pero en la última visita tenÃan una remesa de pudin de pan casero en el escaparate a precio de risa y no me pude resistir. Hala, venga uno para casa. Por gusto me llevarÃa los tres, pero luego la báscula me flagela cada mañana.
Supongo que lo conoceréis todos, es como una mezcla de leche, huevos, pan deshecho y caramelo. Simple pero estaba de miedo, y digo estaba porque ya no queda nada salvo el recuerdo. Y sólo por dos euros, prácticamente lo que cuesta un pastel normal y corriente. Yo lo tengo clarito, cada vez que pase por allà y vea existencias en el escaparate, conmigo se viene para casa. Por lo menos hasta que llegue a los ciento veinte kilos, ahà empezaré a traerlo una de cada dos veces.
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