Y no sólo en Cabárceno. Tristemente es lo que hay, por todos lados montones de animales carentes de neuronas y educación. Animales que no respetan ni el monumento en honor a Luis Vélez, uno de los integrantes de un hidroavión que se estrelló mientras intentaban apagar un incendio forestal en Alicante. Y como es muy gracioso darle un par de golpes y romperle un par de trozos, hala, asà se queda para disfrute del resto de ciudadanos de Santander. Asà le hayan caÃdo los dos trozos sobre el pie del autor, se lo tengan que enyesar, venga una ola de calor y le salga un sarpullido debajo del yeso para que aprenda lo que es el karma.