Cuando se habla de apariciones divinas supongo que lo primero que os viene a la mente es Lourdes o Fátima. Pues bien, en Cantabria también hay un lugar donde se apareció la Virgen, aunque como deben tener peor departamento de marketing se conoce bastante menos: San Sebastián de Garabandal. Allà a cuatro niñas en 1961 y 1965 se les aparecieron la Virgen y el arcángel San Miguel y para celebrarlo hicieron un santuario en medio del monte. Ya sabéis cómo es uno, allá donde pasen cosas raras allá donde voy con la cámara en busca de la noticia (será el complejo de Gustavo, el reportero más dicharachero)…
Llegamos. A la entrada del pueblo aparece el monumento a la madre del emigrante. Doscientos metros más adelante las primeras casas. Aspecto normal y corriente, muy similar a otros cien pueblos cántabros.
Casas normales con detalles curiosos, como marcos de piedra de la ventana totalmente labrados y llenos de simbolitos.
Primera placa que encontramos: frente a esta casa el arcángel San Miguel le dio la comunión a una de las niñas. Cuenta la historia que las niñas habÃan pedido un milagro visible y el milagro llegó en forma de hostia materializándose de la nada. Una de las niñas entró en trance, abrió la boca, sacó la lengua vacÃa y ¡plás! De golpe apareció una hostia de las de comulgar en su lengua que rÃete tú de los trucos de Juan Tamariz. Ostras… esto pasa en América y hacen una pelÃcula seguro.
Otra placa, de la «Asociación para la investigación y difusión de la historia de Garabandal». Vaya, sà que está organizado el tema y yo ni habÃa oÃdo hablar del tema hasta este año.
Por supuesto ya os imagÃnais qué tipo de negocios hay en el pueblo: librerÃa religiosa, venta de artÃculos religiosos, venta de recuerdos religiosos, venta de estatuas de santos, etc.
El santuario está fuera del pueblo, a unos diez minutos andando, pero también hay una iglesia pequeña en una de las callejas. Estilo tÃpicamente cántabro, al que decidió poner el poste ahà para jorobar tanto las vistas como las fotos como mÃnimo habÃa que untarlo de miel, llenarlo de plumas y darle vueltas al pueblo en burro para escarnio público.
Dentro poca cosa, nada que destacar. Aspecto igual al de tantas y tantas iglesias.
Eso sÃ, con estatua del arcángel San Miguel, hay que honrarlo ya que se pasó en persona por el pueblo. Que mala leche debe tener, aquà está metiéndole la lanza justo en el ojo al diablo. Que si, que lo tiene que combatir, pero esto me parece hasta ensañamiento.
Fijaros qué cosa… una urna para peticiones a la Virgen. Como buen hereje que soy, me reservo mi opinión porque no me gusta ver el 100% de los comentarios poniéndome a parir.
Poco más vimos de interés en el pueblo, asà que enfilamos en la dirección que nos indicaba este poste para ver Los Pinos primero y la capilla de la Virgen después.
Y ya sabéis cómo funciona esto, el que quiera verlos, que se pase por aquà la semana que viene para la siguiente etapa del relato…
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