En la calle Menendez Pelayo de Santander los arbolitos deben haber sufrido con saña los rigores de los automovilistas que aparcan de oÃdo y han sido protegidos con unos elementos en forma de barrotes de acero bastante anchos. Espero que el arbolito sólo crezca a lo alto, porque si quiere tirar hacia los lados lo va a tener ahora un poquito más complicado.
Pero no finaliza aquà la cosa. Impresionante cómo discurre el personal, que han convertido algunas de esas protecciones en asientos para que el común de los peatones pueda sentarse y descansar un rato tranquilamente a la sombra. MagnÃfica idea oiga, puestos a instalar un elemento protector, ¿porque no aprovecharlo y duplicar sus funciones? Un diez para su autor o autores.