Desde el monte Naranco se tienen las mejores vistas de Oviedo, una ciudad bastante llana, plana, armoniosa, sin rascacielos ni aberraciones urbanÃsticas… o casi. ¿Veis eso blanco de la derecha?
Alguien tuvo la genial idea de encargarle el Palacio de Congresos al famoso Calatrava y el resultado a la vista está, otro mamotreto de los tÃpicamente suyos en color blanco que allà no pega ni con con cola. Claro que si sólo fuera eso… el coste se fue a los 360 millones de euros, SOLO cinco veces más de lo presupuestado. Yo me sigo preguntando cómo es posible que sabiendo que en todas las obras que ha hecho hay unos sobrecostes bestiales, alguien le siguiera encargando trabajos y no asegurando la cifras finales por contrato. Dan ganas de ser mal pensado…
Mientras lo construian, se cayó un trozo de forjado hiriendo a tres obreros. Denuncia al canto y tres millones de indemnización que le tocó pagar a Calatrava y su equipo. La parte del tejado central debÃa girar y abrirse, pero entre que el sistema hidráulico daba lata y un informe de una empresa independiente en la que se ponÃan de manifiesto errores de diseño, al final ni se mueve ni nada. Acabada la obra se denuncian mutuamente el arquitecto y los promotores y le toca pagar a Calatrava otros tres millones de euros «por defectos en la construcción, sobrecostes y ausencia de una dirección real de la obra». O sea, por el chapucerÃo habitual (véase puente de Venecia, puentes de Holanda, el Zubizuri, la Ciudad de las Artes valenciana, las goteras de las Bodegas Ysios, etc, etc).
Manda huevos que no habrá arquitectos capaces de hacer algo elegante y armonioso como para acabar encargándoselo a alguien que hace un bicho tan feo que allà le llaman «el centollo».
Es que si además estuviera en una zona despejada con algún jardÃn alrededor no darÃa tanto el cante, pero el entorno es el tÃpico barrio obrero y ya véis el contraste. Edificios antiguos de ladrillo caravista con las supermodernidades centolleras por medio.