Ay, madre, qué sufrimiento… el otro dÃa en Santillana del Mar no podÃa más que quedarme pasmado delante de todas las tiendas que veÃa, con esas exposiciones de quesos, venga, cuarenta de una tacada… y yo castigado, sin poder comprármelos ni probarlos porque el señor médico me ha dicho que durante un mes ni oler nada que tenga lactosa a ver si es eso lo que me estaba dando lata con el estómago. Ni leche, ni quesos, ¡¡¡ni helados!!! Justo ahora que llega el verano. Esto sà que es tocarme la loterÃa sin haber jugado…
Me quedan doce dÃas. El siete de mayo me voy a la primera heladerÃa que me pille de camino y acabo con las existencias. Y luego directo a la tienda de quesos para darme un homenaje, que esto es un sinvivir.