A veces la vida tiene unas curiosidades de lo más curiosas, valga la redundancia. El lunes pasado se me antojó ir a sacar unas fotos nocturnas de la Isla de Mouro desde el Palacio de la Magdalena. Quedaron apañaditas, sobre todo si tenemos en cuenta que el sol ya se habÃa puesto, era prácticamente de noche, luna nueva para más jodienda y habÃa que enfocar casi al bulto. Lo bueno de la fotografÃa digital es que si no sale bien a la primera saldrá a la segunda, a la tercera, a la cuarta, a la décima o por aburrimiento.
Ya es casualidad que justo el dÃa que me pilla en el Palacio con trÃpode, cámara, disparador remoto y ganas, aparece el helicóptero de rescate que hay en Santander y se pone a dar vueltas alrededor de la isla iluminándola con un foco enorme que lleva en la parte inferior. Hombre, mira, pues ya que estamos vamos a documentar el asunto.
No tengo ni idea de lo que estaban haciendo, me dio la impresión que alguien bajaba con una camilla a la superficie iluminada de la isla. Al llegar a casa eché una ojeada al periódico a ver si habÃa noticias sobre un rescate por los alrededores pero nada de nada. Al dÃa siguiente tampoco, por lo que supongo que serÃa simplemente un ejercicio de rescate. Sea como sea, retratado queda.