Costa Quebrada

No es raro verme paseando los perros por la playa del Portío. Relativamente pequeña, recogida, está cerca pero con el acceso un poco escondido, en verano hay gente pero en invierno es raro ver otro pelagatos como yo y tiene de todo: arena, agua, rocas, estratos, vamos, lo típico de una playa del Cantábrico. En la penúltima visita (ayer mismo fue la última) justo al final de la carretera, donde está a punto de empezar la arena y hay un cartel que habré visto no sé cuántas veces pero ahora mismo no me preguntes sobre qué trata porque ni recuerdo lo que pone, ni la esencia de su explicación ni el motivo de su existencia (la memoria de un pez debe ser como la de un elefante cuando la comparas con la mía) algo llamó mi atención. Anda… si aquí hay una subida. Y si hay una subida, es para subir…

Perritos, vista a la derecha, paso ligero, joer cómo suben estos dos, paraaaaaad que me dejáis atrás, quieeeeetoooooossss… lo de siempre. ¿Qué había arriba? La clara demostración de que no hay que conformarse con ver las cosas como todo el mundo, sino ir a la izquierda, a la derecha, arriba, abajo, al centro y p’adentro. En la parte superior me esperaba un paisaje impactante que ni por asomo me lo hubiera imaginado cuando estoy entretenido en la arena. Conocido como la Costa Quebrada consiste en un paseo por la parte superior de los acantilados viendo mar y rocas de formas caprichosas en equilibrio inestable por obra y gracia de la erosión marina. Fijaros en ésta, bautizada inmediatamente como «el pirulo».

Seguimos de caminata, unos diez minutos aproximadamente. Acantilado vertical de más de cincuenta metros por un lado y piedras sobresaliendo del mar con su arco incorporado. A kilómetros se ve que estas piedras dan mucho juego fotográficamente hablando.

Y tanto que dan. Sol filtrado, nubes, mar azul, ligero oleaje, colorines, la siguiente no está mal para haberla sacado con la compactilla Panasonic. El año que deje la pereza y el buen vivir de lado y me pase por allí con la Nikon, la serie de fotos puede ser de escándalo.

Si os fijáis en la tercera foto, en esa puntita del acantilado situada arriba a la derecha sólo falta un cartelito que diga «Pasé por aquí», porque allí di por finalizada la ruta con foto de recuerdo aprovechando una cortadura unos metros antes lo que me permitió meter el acantilado en primer plano y toda la linea de costa con sus estratos en el centro para darle una mayor profundidad a la composición (falso, salió así de chiripa).

Ay madre, cómo debe estar esta zona con ventarrón y oleaje…

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