Ser el fotógrafo esclavo oficial de la parienta para eventos y demás alguna ventaja debÃa tener, ahora me ven tal cara de pena que hasta me acreditan por compasión:
Es broma, realmente empiezan a ver el potencial que tienen las bloggers y dan acreditaciones de prensa sin problemas de modo que me encuentro con mi camarita de juguete, a la que sólo le falta salir el payaso cuando aprieto el botón, en medio de una horda de profesionales con unos objetivos que valen más que mi cámara, mis objetivos y mi coche juntos, incluso hoy habÃa uno que llevaba tres cámaras. Dos vale, una colgada al cuello mientras usas la otra, ¿pero tres…? ¿De dónde te cuelgas la tercera?
El evento bien, pero fotográficamente fatal. No permitÃan el uso de flash, los focos justo en lo alto lo llenaban todo de sombras y para más desfilaron unas chicas con pamelas que ya me diréis, toda la cara y parte del cuerpo en sombra. Mi camarita y mis objetivos en estas condiciones, como que no. Algo aprovechable siempre hay pero el porcentaje de pifias es asombrosamente alto. Además, el desfile era de los de moda de verdad, como esos que salen a veces en la tele:
Por cierto, la parabólica esa no estaba colgando de techo, la llevaba la modelo prendida a la cabeza. Aquà unos iberos, aquà otro modelito tan espectacular como difÃcilmente ponible…
Cuando apareció Carlos Maturana, mister Universo, ya fue el despiporre. Todos a por él en el photocall y si llegan a tener una placa solar para captar la luz de los veinte flashes a la vez hubieran iluminado el Palacio de Exposiciones una semana, porque menuda cantidad de flashazos. Ah, un diez para el que escogió un fondo de photocall negro y con brillo.
En fin, trabajos nos manda el señor y no hemos venido a este mundo a quejarnos sino a sufrir…
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