De visita en el Centro Botín

Cuando me llegó una newsletter del Centro Botín contando que se podía apuntar uno a visitar las obras no perdí un minuto, corre que te corre me apunto el primero que esto no me lo pierdo. Llegó el día y llegó la visita, como un clavo a la hora indicada en el lugar indicado, incauto de mi pensando que nos llevarían al interior del edificio y veríamos la bahía desde lo alto… no fue así. Esto es lo más cerca que estuve de la estructura.
Obras del Centro Botin
Entramos, nos llevaron a uno de esos contenedores que ejercen como casetas de obra y una vez allí nos dieron dos charlas apoyadas con vídeos, la primera sobre la historia y los aspectos sociales del edificio y la segunda más técnica sobre las aventuras constructivas. Muchas gracias a Marta de la Fundación Botín y a Rocío de Bovis arquitectos porque aquello fue de lo más ameno. Pensé que en cuarenta y cinco minutos o una horita nos despachaban y dos horas, dos, estuvimos allí. A mi particularmente se me pasaron volando. Me enteré de un montón de cosas que no sabía, como que bajo el suelo hay un sótano enorme que no había visto ni me imaginaba en el que está la maquinaria de climatización, los almacenes, una cocina para el restaurante que irá a ras de suelo, los cuartos de baño, el montacargas y más cosas. Será porque no haya visto veces cuando paso por el túnel una enorme puerta roja que pone «Centro Botín»… pues no había caído que era la entrada al sótano, mira tú.

Hubo sesión de fotos de cómo se hizo la cimentación e impresionaba ver la tremenda máquina encargada de extraer tierra para hacer los muros que a la vez sirven de cimientos. En la parte que da al túnel miden ni más ni menos que treinta metros hacia abajo, treinta metros, casi lo que un edificio de diez pisos. Y la planchada sobre la que se asienta el edificio mide dos metros veinte de altura, menuda barbaridad la de cemento que habrá ahí metido. Como está al ladito del mar ya se sabe lo que pasa, así que entre el muro exterior y el muro del sótano hay una cámara de aire con bomba de achique encargada de eliminar el agua de cualquier posible filtración.

El edificio grande estará destinado a temas de arte, dos pisos y los dos destinados a salas de exposición. En el lateral exterior que da hacia el miniauditorio irá una pantalla gigante de video. El edificio pequeño se queda para otros usos culturales y educativos, con un auditorio, talleres y despachos para la gente de la Fundación Botín. En el tejado habrá una pequeña terraza a la que ya le tengo ganas porque las vistas tienen que ser de impresión. Lo que no entiendo es porqué pusieron ahí la terraza, el edificio pequeño a la vez es más bajo y el otro le tapará gran parte de las vistas. Si la hubieran puesto en el grande aquello podía ser de morirse. Toda la ciudad y la bahía a tus pies.

A ras de suelo estará todo abierto salvo un espacio de cien metros cuadrados que irá acristalado para una cafetería, un restaurante y una especie de salón donde simplemente poder estar a tu aire. Las fachadas que dan a la bahía y la ciudad también estarán acristaladas. En esas fachadas había una cosa que me tenía medio mosca. Vi que hace tiempo habían puesto unas piedras enormes justo en el borde, aquí se pueden apreciar.
Precargas en el Centro Botín
Preguntando, nos aclararon que son «precargas». Una vez hecha estructura se irá deformando lentamente según vayan construyendo y añadiendo peso. Al ir acristalada la fachada, si la ponen y luego se deforma puede romper los cristales, así que colocan estas «precargas» con un peso equivalente al que habrá al final para que la estructura vaya tomando su forma definitiva. Conforme vayan construyendo irán retirando contrapesos para que una vez monten los cristales no haya ningún problema. Mira tú qué cosas vamos a aprender.

También hubo un rato para ruegos y preguntas. Evidentemente todos íbamos con la misma duda: ¿esto cuando abre? Salimos sabiendo lo mismo porque no nos lo dijeron, en principio se mantiene 2015 y por lo visto hay exposiciones apalabradas ya para 2016. A ver si es verdad porque obreros se veían bien pocos y el movimiento era de escaso a casi nulo.

Ya puestos y para honrar a los escasos pero apreciados lectores de este blog me entró la vena preguntona y así a lo tonto vamos a picar una y otra vez a ver de qué nos podemos enterar. ¿Los motivos de los retrasos han sido técnicos, presupuestarios o de otro tipo? ¿Hubo alguna pega en la construcción? ¿Aparecieron problemas con respecto al proyecto original según se iba construyendo? Se les notan tablas a las dos conferenciantes porque con alegría y simpatía nos torearon grácilmente sin soltar prenda. Nada, cero problemas. «Todo va bien, lo único es que las cosas hay que hacerlas con calidad, un presupuesto y un tiempo determinado, si pasa algo mejor demorar el tiempo que no bajar calidad o aumentar el presupuesto». Ya, ya, y los reyes son los padres. Unos días después, noticia en el Diario Montañés: la Fundación Botín reconoce problemas técnicos y económicos en las obras que han ralentizado los trabajos. Ejem, ejem… ¿decíamos?

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies