Dos cosas a la vez

Dicen que los hombres no sabemos hacer dos cosas a la vez. En cierto modo es verdad, en cierto modo es falso. Por ejemplo, puedo estar en la cocina cortando lechuga con mi cuchillo favorito y de cháchara con la parienta (sí, ya sé que es un poco aparatoso, pero me encantan los cuchillos grandes en la cocina y si es posible afilarlos al nivel bisturí).
Mi cuchillo favorito
Lo que no podemos es atender a tres cosas a la vez. Parienta, cuchillo, dedo por medio, al final no le hice caso a éste último y aquí están los resultados, un poco más y comemos bictec de cosecha propia. Suerte que no hice la «mili»… si llegan a poner a mi alcance cuchillos, pistolas y fusiles mejor ni imaginarse los resultados. Y si me llega a tocar en artillería, apaga y vámonos.
Dedo rebanado
Así que si estos días van entradas breves con alguna pifia ortográfica de más les ruego me perdonen, es que resulta complicado esto de escibir con un dedo vendado a lo momia que cada vez que lo acercas a un teclado pulsa tres teclas a la vez.

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