Vamos con la siguiente muestra del “AquÃ, ahora, abecedario“ que sigo persiguiendo por Santander arriba y abajo pero cada vez se me resiste más. Las representantes de las letras H, I, Ñ, R, T, U e Y están desaparecidas y no hay manera de encontrarlas por mucho que me meta por calles, callejas, callejones y otros vericuetos. Claro que también puede pasar todo lo contrario, que las tenga delante de mis narices y no las vea. Anda que no he pasado veces por el Museo de Arte Contemporáneo de Santander, bien para ver alguna exposición o para ver algo en los alrededores.
La fachada la he visto, revisto, requetevisto, estudiada y escudriñada, el lateral donde están las estatuas de Marcelino Menéndez y Pelayo también pero no se me habÃa ocurrido mirar en el lateral que da a la calle Rubio. Y allà precisamente, algo hay. Fijaros a la izquierda.
Otra más para el bote. Esta vez se trata de la palabra «ego», «yo» en latÃn, de tamaño pequeño, color negro y rodeado su contorno formando una muralla que lo aisla del exterior porque debe ser un «yo» muy hermético e impermeable a las influencias externas. Anda… justo como yo, que lo que me digan me resbala y gotea por la parte inferior.
Pero no hay sólo eso, también una placa conmemorativa del cuatrocientos cumpleaños de Cervantes. En Torrelavega le dedican una estatua, aquà por lo menos le cayeron una placa y unas fiestas conmemorativas.