El árbol de los zapatos original lo situaba en el Parque de la Vaca, pero mientras paseaba por el Sardinero me encontré con su hermano gemelo. Ibamos paseando tranquilamente y en principio nada llama la atención en esta imagen.
Nada… hasta que miras hacia arriba y te encuentras una zapaterÃa entera colgando de las ramas.
Cantidad de zapatos unidos por los cordones y colgados en lo alto. No sé yo donde estará la gracia, pero mira, habrá que probar con algún par viejo que tenga por casa a ver si es que me estoy perdiendo algo.
Con la suerte que tengo últimamente ya me imagino la escena. Tiro los zapatos, quedan colgando del árbol y en ese mismo instante siento unos golpecitos en el hombro. «A ver, documentación, se va a enterar de lo que vale un peine por dejar basura en los árboles. A sus años, vergüenza deberÃa darle…». Como si lo viera, oiga.