Dando una vuelta por Comillas acabamos en una esquina del puerto contemplando lo baja que estaba la marea, que hasta los barcos quedaban prácticamente apoyados sobre el fondo del puerto. Suerte que tendrÃan el fondo plano y sin quilla, de otra forma estarÃan medio tumbados o pinchados en el suelo.
En esto que se fija uno y ¡ostras! ¿Pero qué son todas esas cadenas en el agua? ¿Estarán ahà para tener un punto donde amarrar los barcos o para evitar que se vayan de farra por la noche, cuando sus legÃtimos dueños descansan de las faenas diarias? Y no es que sean unas cadenitas cualquiera, tenÃan unos pedazo eslabones que como las vean esos que se dedican a robar metales acá y allá, aún va a haber un problema…
Aquà no se aprecia tanto lo baja que estaba la marea, pero entre los barcos de la izquierda y el fondo habrÃa un par de cuartas como mucho. En otro orden de cosas, el edificio de enfrente es la Lonja de Abastos y abajo a la derecha se ve una puerta con un toldo verde. Es un restaurante y en la terracita exterior cayó el primer martini de la temporada primaveral con su tapa de rabas correspondiente. Dos de la tarde con un solete más que agradecido, comercio, bebercio, con qué poco se conforma uno.