El roce hace el cariño

Parece mentira, pero al final hasta le estoy cogiendo cariño a mi cochecito y todo. En su día, el primero que me compré me hizo ilusión (los primeros dos meses). Luego ya vi que aquello daba mucho trabajo, que si lavarlo, que si aspirarlo, que si esto, que si lo otro. Al final opté por limitarme a llevarlo al taller cuando correspondía y lavarlo los años bisiestos o cuando la capa de roña era tal que ejercía de freno aerodinámico. El segundo coche lo mismo, desde el día uno. El tercero, el cuarto y el quinto igual pero ni ilusión me hizo comprarlos, era renovar un trasto por otro y poco más. Pero este es distinto. Para mi ha sido pasar a la tecnología del milenio anterior. Ni aire acondicionado, ni dirección asistida, ni nada de nada. Pero mira, anda, me lleva, me trae, no casca nada y consume como un mechero. Pobrecico, con sus veintipico años necesita más cuidados así que ejerzo de enfermero, miro, investigo, destripo, armo, desarmo y al final me lo paso pipa. Llegará un día que me sobren piezas o, peor aún, cuando vaya a arrancarlo hará un ruido de esos que meten miedo y se declarará en huelga perpetua. Mientras tanto, a seguirlo disfrutando.
Mi Renault Clio
El título de la entrada es válido para todos los casos menos con mi suegra, claro, que con esa el roce hace el sarpullido como poco…

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies