Leyendo historietas sobre Cantabria me enteré que en DÃcido existe un cargadero de mineral al borde del mar declarado como BIC (Bien de Interés Cultural) hace años. Pues nada, visitilla al canto a ver cómo es. Por supuesto me fui sin mapa, sin precisar su posición ni nada que se le pareciera. SabÃa que estaba a la derecha de Castro Urdiales y con eso casi me bastaba. unas vueltas por aquÃ, unas vueltas por allá, debo estar perdido otra vez… cuando de repente enfilo hacia la punta Saltacaballos y allà abajo distingo algo que sobresale… ¡anda! ¡Mira donde está el jodÃo!
Retrocedo, me doy unas vueltas por Mioño hasta encontrar el camino gracias al conocido sistema «si no es por aquà será por allá» y finalmente aparece tras un recodo del puerto.
Hala, venga una foto más decente que el sitio lo merece. Con la luz de media tarde y un mar de color turquesa queda bastante potable. El cargadero en si es el tercero que existe. El primero fue construido en 1886 y ocho años más tarde se lo cargó un temporal. El segundo fue dinamitado durante la guerra civil, y éste lo construyeron un año más tarde. Si queréis ver la historia completa de la instalación, en ésta interesante página tenéis datos a punta pala.
Por la parte superior del cargadero transportaban el mineral que iba a parar a los barcos a través de esa tuberÃa cuadrada que se ve plegada en la punta.
De camino al cargadero hay dos túneles que están actualmente cerrados. Por todos lados hay carteles azules como éste de la foto explicando la historia, hechos, obra y milagros del cargadero y las instalaciones de los alrededores. A la entrada de uno de ellos hay cartel similar explicando su función.
De esos dos túneles, uno de ellos está en buen estado. Es en subida y esto es lo que se ve desde abajo.
Desde arriba la vista es parecida, aunque mucho ojo porque a la entrada el suelo es de madera y en un dÃa lluvioso como el que me tocó, patinaba que daba gusto. Lo ideal para darse una buena costalada.
El otro túnel está completamente inutilizado. Un derrumbamiento de piedras tapona totalmente la parte final.
Visto desde fuera casi ni se sabe que ahà hay un agujero, salvo por la bóveda curva. Vaya tamaño tienen las piedrecitas caidas que incluso han reventado el encofrado.
Esto en cuanto a los alrededores. Dentro de unos dÃas segundo capÃtulo sobre el cargadero y su estado ruinoso.
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