HabÃa dicho que irÃa y como en cosas de comer palabra dada es palabra sagrada, uno de estos sábados atrás nos pegamos un saltito hasta Miengo para conocer «La granja cervecera» y su menú cubano. Por 9,90 euros no esperaba algo épico, pero mira, me sorprendió mucho por lo digno, distinto y apetitoso del menú.
Para quien no lo conozca, el local está en lo alto de una colina a mano izquierda según llegas al pueblo viniendo de Santander. Es grandote, tiene buen parking, zona para que los niños desfoguen un rato y luego no molesten en el comedor. Por que sÃ, señores padres y madres, cuando sueltan a su tierna criaturita en un comedor y le dejan gritar, correr, pegar saltos entre las mesas y otras lindezas, ESTAN MOLESTANDO AL RESTO DE LA GENTE. Por suerte aquà no fue el caso y pudimos comer con tranquilidad.
De primero viene un plato de «Tostones», rodajas de plátano macho fritas y aplastadas acompañados con una salsa roja algo picante hecha como de tomate y trocitos sumergidos de pimiento. El contenido del plato era el doble, pero como habÃa hambre primero matamos el gusanillo y luego vinieron las fotos.
A continuación un plato con un variado de yuca frita, ropa vieja, arroz congri, aguacate y picadillo habanero. Será por que son cosas que no como habitualmente, será porque era todo natural, el caso es que me encantó. Quedó el plato como recién salido del lavavajillas.
Aún faltaba un postre de queso con membrillo y una galleta por encima. No sé si esto será muy cubano, pero para el buche se fue y no quedó ni el recuerdo. Estaba muy bueno, dulce pero sin empalagar ni hacerse pesado.
Falta la bebida. Aqui vamos a emular a Sulaco, habitual comentarista de este blog y retratista empedernido de cervezas, para dejar constancia del brebaje ingerido. La primera cerveza cubana que pruebo, la «Palma Cristal«. Ligerita, fresca, poco alcohol, no es una cerveza espectacular pero entra bien. Esa tÃpica cerveza ideal para quitar la sed en veranillo.
De cháchara un rato con el dueño del local nos comentó que cuando acaben las jornadas de comida cubana harán otras de comida mejicana, con lo que se ganarán otra visita por mi parte, y acto seguido unas «flower power». Estas no sé cómo serán, a ver si les va a dar por poner hongos alucinógenos y bocartes sobre lecho de LSD y luego tenemos al personal pegando saltos por la playa de Suances, creyéndose mariposas o viendo vacas de color arcoiris. Seguiremos informando del asunto, que la cosa promete.
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